Capítulo 9

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Willow

Me levanté como si hubiera bebido hasta morirme y tuviera resaca. Aunque en realidad creo que solo era la vergüenza de ayer haberme abierto con Stiles atormentándome.

Agradecí en silencio que fuera sábado y no tuviera que verlo, porque no sabía cómo lo iba a mirar a la cara.

Bajé a prepararme un café cargado, esperando así también eliminar las últimas molestias en la garganta.

Encendí el ordenador, dispuesta a ver un episodio de mi serie favorita, cuando mi teléfono comenzó a sonar.

Ahogué un bostezo y miré la pantalla: número desconocido. No me avergüenza decir que me daba miedo responder si no conocía a la persona que llamaba, así que colgué.

Pero el teléfono volvió a sonar. Dos veces.

—¿Quién es? —respondí malhumorada.

—¿Por qué no coges el teléfono?

Perdona ¿estaba un desconocido riñéndome por no contestar al teléfono?

—¿Quién eres?

—¡¿Cómo que quién soy?! —oí un chillido ofendido.

Me alejé el teléfono del oído, pero la otra persona siguió hablando.

—¿Por qué el inepto de Stiles no te dio también mi número?

¿Conocía a Stiles? Volví a acercarme le teléfono.

—Soy Lydia —se identificó por fin.

—Ah. Hola, Lydia. ¿Por qué me llamas un sábado tan temprano?

—¿Temprano? Son las once de la mañana, Willow.

—Ah. ¿En serio? Bueno, entonces, ¿por qué me llamas?

—Porque tú, Allison y yo vamos a salir de compras.

¿Qué?

—Paso a por ti en veinte minutos.

¿Qué?

—¿Qué? —pregunté como una tonta. —¿Sabes dónde vivo siquiera?

—Eres vecina de Stiles, ¿no?

—Sí, pero...

—¡Hasta ahora! —me interrumpió y colgó.

Dejé el móvil en la mesa y me quedé mirando el café.

¿Qué acababa de pasar?

Suspiré y cerré el ordenador, parecía que mi plan de pasar una mañana tranquila se había ido a la basura.

Continué bebiendo mi café con tranquilidad hasta que el sonido de una notificación me despistó.

Te quedan 15 minutos – Lydia.

Solté un gemido de frustración y me levanté. Ya ni siquiera podía desayunar en paz.

Me vestí literalmente con lo primero que encontré, luego podría cambiarme y ponerme lo que comprara.

Me hice una trenza descuidada y bajé a esperar a Lydia.

Aproveché su tardanza para dejarle una nota a mi tía sobre a donde iba, y justo en ese momento comenzaron a pitar como locos.

—¡Ya voy! Por dios, tiene que haber despertado a todo el vecindario —murmuré.

Cerré la puerta de mi casa y me encaminé al coche de Lydia intentando que no se notara que prefería estar en cualquier otro sitio.

Nightmare's Daydreams {Stiles Stilinski}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora