Capítulo 28

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Willow

Día 5: Viernes

Dos.

Quedaban dos días para que mi vida finalizara por y para siempre.

Y mis nulos intentos de solucionar algo habían sido eso, nulos.

A estas alturas de mi vida, tenía dos opciones: comenzar a ponerme histérica y a tirarme de los pelos, o atrincherarme en mi cama y lloriquear hasta que mi tía se cansara de mí y me dejara tirada.

Ninguna era una buena idea.

Me recogí el pelo en una trenza y seguí mirándome al espejo con disconformidad. Me dolía el cerebro. Nunca pensé que fuera tonta; hasta que tuve que idear un plan para convencer a mi tia de algo.

Podía sobrevivir a un intento de asesinato, pero aparentemente no a una mudanza.

Fantástico.

Miré el reloj de mi derecha, si no me daba prisa, iba a llegar tarde a clase.

Cogí mi mochila y la colgué en mi hombro, distraída.

Me estaba quedando sin opciones. Y sin tiempo.

Scott me había dicho que le escribiera una carta a Stiles, lo cual seguía sin convencerme. Pero Scott era una persona inteligente... ¿verdad?

Quizá no la máás inteligente, pero sí que era inteligente. Y conocía a Stiles. Puede que una carta no fuera tan mala idea, al menos podría tenerla como última medida desesperada.

Bajé las escaleras con prisa, mi tía estaba trabajando, así que podía saltarme el desayuno sin que nadie me regañara.

Podía hacer una carta, sí, o también podía dejar de ser una cobarde y darle a Stiles las explicaciones que se merecía en persona.

...

O podía esperar un milagro de parte de Melissa.

Melissa.

Me recorrió un escalofrío. La marca comenzó a dolerme al instante, gritándome que recordara algo que, efectivamente, no recordaba.

Saqué el teléfono de mi mochila con manos temblorosas, mientras mi cabeza comenzaba a recrear escenarios absolutamente aterradores. Cada uno peor que el anterior.

Se la había llevado, ¿cierto?

Mi subconsciente sabía que se la había llevado.

Y yo seguramente había soñado con ello, pero no lo recordaba, porque mi maldición parecía atormentarme en todo momento; excepto cuando realmente podía servirme de algo.

Oh, Dios mío.

Abrí los contactos de mi teléfono, a punto de comenzar a hiperventilar.

El Darach se había llevado a la madre de Scott mientras yo estaba durmiendo.

Iba a vomitar.

Cerré la puerta de puerta de mi casa y casi corrí a la de Stiles.

Comencé a tocar al timbre como una histérica, mientras le dejaba la primera llamada a Scott. La primera de muchas.

De las muchas que fueron ignoradas, claro.

Apreté el botón de llamar de nuevo, mientras comenzaba a plantearme la idea de colarme en la habitación de Stiles, tal como le había comentado una vez.

¿El Sheriff me encarcelaría o entendería que era una situación de fuerza mayor?

El Sheriff.

Que también estaba secuestrado.

Nightmare's Daydreams {Stiles Stilinski}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora