36 El Estigia

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Como el río que transporta las almas perdidas hacia el descanso eterno, Zaine dejó que sus impulsos le arrastrasen hacia las tierras que rodeaban Estigia. Alcanzar su destino les había tomado lo mismo que tarda el sol en ocultarse. El viento movía las resplandecientes hojas de los árboles, balanceándolas con una fresca corriente que marcaba el cambio de estaciones. Por muy capaces que fuesen los ciervos Rojos sus patas nunca alcanzarían la potencia de una pantera, sin importar cuanto su jinete lo presionara. June se sacudió cuando finalmente alcanzaron su destino. Zarandeó sus largos cuernos peligrosamente cerca de la cabeza de Kyde. El muchacho Suthaly se apartó con una risa baja, acomodándose el cabello en una cebolla mientras Zaine amarraba las riendas del venado al tronco de un árbol.

Poco habían intercambiado desde que partieron de la Ciudadela. El cazador puso todo su empeño en centrar su mente en la misión, pero sus pensamientos terminaron divagando hacia Jason cuando pasaron cerca del terreno donde estaba el hogar de su familia.

Zaine apartó el recuerdo de la primera noche que pasaron juntos antes de que abriese un nuevo agujero en su pecho.

El cazador se vistió con las gastadas ropas negras que solía usar en el desierto al jugar el papel del Fantasma en vez de proyectarlo. Extrajo la máscara del interior de su morral y antes de colocársela separó el antifaz.

– Póntelo – dijo, ofreciéndoselo a Kyde y el muchacho la tomó de inmediato.

Frente a sus ojos, un mapa tridimensional de la fortaleza de Estigia se alzó ante ellos. Brillaba con una luz azulada fantasmagórica y cuando el joven Suthaly extendió la mano para tocarla, se topó con la nada.

– Bieeen – le escuchó murmurar Zaine.

Con un movimiento de la mano el cazador hizo resaltar la ruta por la que entrarían a la fortaleza. EL plan era tan simple como entrar, tomar lo que buscaban y salir. Y cuando terminó de explicarlo percibió la mirada inquisidora de Kyde.

– Parece bastante simple – comentó el Suthaly viendo el holograma desaparecer con un gesto de la mano del cazador. – Pensé que eras de los que saltaban al ataque de cabeza y sin un plan.

Zaine alzó una ceja tras la máscara y aunque su acompañante no podía verlo, al colocase el antifaz sus pensamientos quedarían conectados por las señales eléctricas del fantasma.

"El peso de las estrategias consiste en su esencia" pensó Zaine proyectando sus pensamientos en la cabeza de Kyde "Ningún plan sobrevive a una misión. Ten los ojos abiertos por imprevistos"

– Genial – exclamó el Suthaly – Te escucho en mi cabeza. Esta tecnología tuya es impresionante. ¿De dónde la sacaste?

"No es asunto tuyo" proyectó Zaine "Se discreto. El Fantasma me transmitirá tus pensamientos. He traspasado las prestaciones asociadas al sigilo a tu máscara. Haz lo que yo haga y mantente abajo. Vamos"

El cazador no aguardó a obtener respuesta, sino que corrió al límite del bosque. Un grueso sendero los separaba del muro exterior de Estigia, cuya cima estaba cubierta de cámaras de vigilancia. Guardias rondaban por las murallas, armados con espadas y lanzas.

Un escalofrío le recorrió la espalda. Giró el rostro, encontrando un par de estacas de hielo formándose en las palmas de Kyde.

"¡No!" ordenó Zaine viéndole sobresaltarse.

"¿Qué?" se quejó el muchacho, mirándole con los hombros encogidos. "Tenemos que deshacernos de ellos ¿no?"

"Si los matamos y no aparecen en el próximo punto de control se activaran las alarmas" explicó el cazador.

Crónicas de la Superficie: Los CondenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora