CAPÍTULO 8: EL VIAJE EN TREN Parte 3

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Entraron tres muchachos. El que estaba en medio tenía el pelo rubio, pero de un rubio casi blanco, pálido y con los ojos grises y una postura arrogante y de superioridad. Mi primer pensamiento al verlo fue lo guapo que era.

-¿Es verdad? -preguntó- Por todo el tren están diciendo que Harry Potter está en este compartimento. Así que eres tú, ¿no?

-Sí -respondió Harry. Observe a los otros muchachos. Ambos eran corpulentos y parecían muy vulgares. Situados a ambos lados del chico pálido, parecían guardaespaldas.

-Oh, éste es Crabbe y éste Goyle -dijo el muchacho pálido con despreocupación, al darse cuenta de que Harry y yo los mirabamos.

- Y mi nombre es Malfoy, Draco Malfoy.

Había escuchado ese apellido antes, además de ser una de las familias más antiguas de pura sangre, mi padre había comentado que cuando el iba a Hogwarts se juntaba con Lucius Malfoy, el padre de Draco, aunque Lucius era mayor que mi padre.

Ron dejó escapar una débil tos, que podía estar ocultando una risita. Draco (dragón) Malfoy lo miró.

-Te parece que mi nombre es divertido, ¿no? No necesito preguntarte quién eres. Mi padre me dijo que todos los Weasley son pelirrojos, con pecas y más hijos que los que pueden mantener.

Se volvió hacia mí y se me quedó viendo un tiempo. Tenía unos ojos preciosos, parecidos al mercurio. No se porque, pero al mirarlo a los ojos se me aceleró el corazón, pero lo ignore. Al parecer el también me ignoro porque apartó la vista y no me pregunto mi nombre.

Se volvió hacia Harry

-Muy pronto descubrirás que algunas familias de magos son mucho mejores que otras, Potter. No querrás hacerte amigo de los de la clase indebida. Yo puedo ayudarte en eso.

Ese comentario no me gustó nada.

Extendió la mano, para estrechar la de Harry; pero Harry no la aceptó.

-Creo que puedo darme cuenta solo de cuáles son los indebidos, gracias -dijo con frialdad.

Draco Malfoy no se ruborizó, pero un tono rosado apareció en sus pálidas mejillas. Me sentí un poco mal por él, pero se lo merecía.

-Yo tendría cuidado, si fuera tú, Potter -dijo con calma- A menos que seas un poco más amable, vas a ir por el mismo camino que tus padres. Ellos tampoco sabían lo que era bueno para ellos. Tú sigue con gentuza como los Weasley y ese Hagrid y terminarás como ellos.

Harry y Ron se levantaron al mismo tiempo. El rostro de Ron estaba tan rojo como su pelo. Yo no me quise meter, no seria bueno meter en una pelea antes de llegar a Hogwarts.

-Repite eso -dijo.

-Oh, vais a pelear con nosotros, ¿eh? -se burló Malfoy.

-Si no os vais ahora mismo... -dijo Harry.

-Pero nosotros no tenemos ganas de irnos, ¿no es cierto, muchachos? Nos hemos comido todo lo que llevábamos y vosotros parece que todavía tenéis algo.

Goyle se inclinó para coger una rana de chocolate del lado de Ron. El pelirrojo saltó hacia él, pero antes de que pudiera tocar a Goyle, el muchacho dejó escapar un aullido terrible.

Scabbers, la rata, colgaba del dedo de Goyle, con los agudos dientes clavados profundamente en sus nudillos. Crabbe y Malfoy retrocedieron mientras Goyle agitaba la mano para desprenderse de la rata, gritando de dolor, hasta que, finalmente, Scabbers salió volando, chocó contra la ventanilla y los tres muchachos desaparecieron. Tal vez pensaron que había más ratas entre las golosinas, o quizás oyeron los pasos porque, un segundo más tarde, Hermione Granger volvió a entrar.

-¿Qué ha pasado? -preguntó, mirando las golosinas tiradas por el suelo y a Ron que cogía a Scabbers por la cola. Yo me acerque a ver cómo estaba la rata, me daba pena, pero había algo en ella que no me daba buena espina.

-Creo que se ha desmayado -dijo Ron a Harry. Miró más de cerca a la rata- No, no puedo creerlo, ya se ha vuelto a dormir.

Y era así.

-¿Conocías ya a Malfoy?

Harry nos explico el encuentro en el callejón Diagon.

-Oí hablar sobre su familia -dijo Ron en tono lúgubre- Son algunos de los primeros que volvieron a nuestro lado después de que Quien-tú-sabes desapareció. Dijeron que los habían hechizado. Mi padre no se lo cree. Dice que el padre de Malfoy no necesita una excusa para pasarse al Lado Oscuro -Se volvió hacia Hermione- ¿Podemos ayudarte en algo?

-Mejor que os apresuréis y os cambiéis de ropa. Acabo de ir a la locomotora, le pregunté al conductor y me dijo que ya casi estamos llegando. No os estaríais peleando, ¿verdad? ¡Os vais a meter en líos antes de que lleguemos!

-Scabbers se estuvo peleando, no nosotros -dijo Ron, mirándola con rostro severo- ¿Te importaría salir para que nos cambiemos?

-Muy bien... Vine aquí porque fuera están haciendo chiquilladas y corriendo por los pasillos -dijo Hermione en tono despectivo- A propósito, ¿te has dado cuenta de que tienes sucia la nariz?

Ron le lanzó una mirada de furia mientras ella salía. Mire por la ventanilla. Estaba oscureciendo. Podía ver montañas y bosques, bajo un cielo de un profundo color púrpura. El tren parecía aminorar la marcha.

-Voy a salir para que os cambies, cuando lo halláis hecho, salir que voy a entrar yo a cambiarme- dije. No tenía ganas de ir a cambiarme al cuarto de baño.

- Vale -respondieron los dos.

Una vez que salieron ya cambiados entre yo y me cambié poniéndome el uniforme de Hogwarts, cuando termine deje a los chicos entrar.

Una voz retumbó en el tren.

-Llegaremos a Hogwarts dentro de cinco minutos. Por favor, dejen su equipaje en el tren, se lo llevarán por separado al colegio.

Emma Potter y la Piedra Filosofal (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora