CAPÍTULO 30: NORBERTO Parte 2

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-Me pregunto cómo será tener una vida tranquila-suspiró Ron, mientras noche tras noche luchabamos con todo el trabajo extra que nos daban los profesores. Hermione había comenzado ya a hacer horarios de repaso para Harry y Ron. Los estaba volviendo locos. Menos mal que yo si podía con todo esto.

Entonces, durante un desayuno, Hedwig entregó a Harry otra nota de Hagrid. Sólo decía: «Está a punto de salir». Ay Merlín.

Ron quería faltar a la clase de Herbología e ir directamente a la cabaña, lo cuál apoye. Hermione no quería ni oír hablar de eso.

-Hermione, ¿cuántas veces en nuestra vida veremos a un dragón saliendo de su huevo?-le dije. Me daba igual faltar a una clase, pero estaba segura que nunca vería a un dragón nacer si no era ahora.

-Tenemos clases, nos vamos a meter en líos y no vamos a poder hacer nada cuando alguien descubra lo que Hagrid está haciendo...-dijo Hermione.

-¡Cállate!-susurró Harry.

Malfoy estaba cerca de ellos y se había quedado inmóvil para escucharlos. ¿Cuánto había oído? No me gustó la expresión de su cara. Como lo hubiera oído la habíamos cagado.

Hermione y yo discutimos durante todo el camino hacia la clase de Herbología y, al final, Hermione aceptó ir a la cabaña de Hagrid con nosotros durante el recreo de la mañana. No se me puede resistir. Cuando al final de las clases sonó la campana del castillo, los cuatro dejamos nuestros trasplantadores y corrimos por el parque hasta el borde del bosque. Hagrid nos recibió, excitado y radiante.

-Ya casi está fuera-dijo cuando entramos.

El huevo estaba sobre la mesa. Tenía grietas en la cáscara. Algo se movía en el interior y un curioso ruido salía de allí.

Todos acercamos las sillas a la mesa y esperamos, respirando con agitación. Iba a ver cómo salía del casaron un dragón.

De pronto se oyó un ruido y el huevo se abrió. La cría de dragón no era muy bonita. Sus alas puntiagudas eran enormes, comoaradas con su cuerpo flacucho. Tenía un hocico largo con anchas fosas nasales, las puntas de los cuernos ya le salían y tenía los ojos anaranjados y saltones.

Estornudó. Volaron unas chispas. Esto es un peligro.

-¿No es precioso?-murmuró Hagrid. Alargó una mano para acariciar la cabeza del dragón. Este le dio un mordisco en los dedos, enseñando unos colmillos puntiagudos. Si, precioso, noten la ironía.

-¡Bendito sea! Mirad, conoce a su mamá-dijo Hagrid.

-Hagrid-dijo Hermione-¿Cuánto tardan en crecer los ridgebacks noruegos?

Hagrid iba a contestarle, cuando de golpe su rostro palideció. Se puso de pie de un salto y corrió hacia la ventana.

-¿Qué sucede?

-Alguien estaba mirando por una rendija de la cortina... Era un chico... Va corriendo hacia el colegio.

¿Que? No. Hagrid está jodido.

Fui hasta la puerta y mire. Incluso a distancia, era inconfundible:

Malfoy había visto el dragón. Ahora sí que la habíamos cagado. Draco se lo dirá a algún profesor si o si. O peor, nos chantajeara para que hagamos cosas para él.

Algo en la sonrisa burlona de Malfoy durante la semana siguiente me ponía nerviosa. Pasaba la mayor parte de mi tiempo libre en la oscura cabaña de Hagrid junto a Harry, Ron y Hermione, tratando de hacerlo entrar en razón.

-Déjalo ir-le insistí-Déjalo en libertad.

-No puedo-decía Hagrid-Es demasiado pequeño. Se morirá.

Emma Potter y la Piedra Filosofal (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora