CAPÍTULO 24: NAVIDAD

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Se acercaba la Navidad. Una mañana de mediados de diciembre Hogwarts se descubrió cubierto por dos metros de nieve. El lago estaba sólidamente congelado y los gemelos Weasley fueron castigados por hechizar varias bolas de nieve para que siguieran a Quirrell y lo golpearan en la parte de atrás de su turbante. Las pocas lechuzas que habían podido llegar a través del cielo tormentoso para dejar el correo tuvieron que quedar al cuidado de Hagrid hasta recuperarse, antes de volar otra vez. Menos mal que Noir no tenía que salir del castillo.

Todos estabamos impacientes de que empezaran las vacaciones. Mientras que la sala común de Gryffindor y el Gran Comedor tenían las chimeneas encendidas, los pasillos, llenos de corrientes de aire, se habían vuelto helados, y un viento cruel golpeaba las ventanas de las aulas. Lo peor de todo eran las clases de mi padre, las amaba, pero abajo en las mazmorras la respiración subía como niebla y nos hacía mantenernos lo más cerca posible de sus calderos calientes.

-Me da mucha lástima -dijo Draco Malfoy, en una de las clases de Pociones- toda esa gente que tendrá que quedarse a pasar la Navidad en Hogwarts, porque no los quieren en sus casas.

Mientras hablaba, miraba en dirección a Harry. Crabbe y Goyle lanzaron risitas burlonas. Tuve que contar hasta diez internamente para no maldecirlos. Harry, que estaba pesando polvo de espinas de pez león, no les hizo caso. Después del partido de quidditch, Malfoy se había vuelto más desagradable que nunca. Disgustado por la derrota de Slytherin, había tratado de hacer que todos se rieran diciendo que un sapo con una gran boca podía reemplazar a Harry como buscador y que yo era tan pequeña que podía ser confundida por la snitch, que no servía de cazadora, cosa a la que no le veía sentido, pero bueno. Pero entonces se dio cuenta de que nadie lo encontraba gracioso, porque estaban muy impresionados por la forma en que Harry se había mantenido en su escoba y ni siquiera echaron cuánta al comentario sobre mi. Estaba segura que Malfoy paró de decir cosas sobre mi porque mi padre hablo con él y con los demás para que no comentaran nada sobre mi. Así que Malfoy; celoso y enfadado, se puso a fastidiar a Harry por no tener una familia apropiada y me ignoro completamente. Hay es cuando asegure que mi padre si había hablado con él y seguramente lo amenazo con castigarle o algo parecido si me decía algo.

Harry y yo nos quedaríamos en Navidad aquí, puesto que Harry no quería ir con su familia y yo tenía a mi padre aquí. Así que cuando la profesora McGonagall paso la semana antes haciendo una lista de los alumnos que iban a quedarse allí para Navidad, Harry y yo pusimos pusimos nuestro nombre de inmediato. Ron y sus hermanos también se quedaban, porque el señor y la señora Weasley se marchaban a Rumania, a visitar a Charles.

Cuando abandonamos los calabozos, al finalizar la clase de Pociones, encontramos un gran abeto que ocupaba el extremo del pasillo. Dos enormes pies aparecían por debajo del árbol y un gran resoplido nos indicó que Hagrid estaba detrás de él.

-Hola, Hagrid. ¿Necesitas ayuda? -preguntó Ron, metiendo la cabeza entre las ramas.

-No, va todo bien. Gracias, Ron.

-¿Te importaría quitarte de en medio? -La voz fría y gangosa de Malfoy llegó desde atrás- ¿Estás tratando de ganar algún dinero extra, Weasley? Supongo que quieres ser guardabosques cuando salgas de Hogwarts... Esa choza de Hagrid debe de parecerte un palacio, comparada con la casa de tu familia.

Ron se lanzó contra Malfoy justo cuando aparecía mi padre en lo alto de las escaleras. Yo también tenía planeado lanzarme contra Draco, pero al ver a mi padre me contuve.

-¡WEASLEY!

Ron soltó el cuello de la túnica de Malfoy.

-Lo han provocado, profesor Snape -dijo Hagrid, sacando su gran cabeza peluda por encima del árbol- Malfoy estaba insultando a su familia.

Emma Potter y la Piedra Filosofal (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora