-¡Snape, Emma!-dijo en voz alta la profesora.
En menos de un segundo paso lo que esperaba que pasará:
-¿Snape?¿Ha dicho Snape?
-¿Sera familiar del profesor?
--¿Es hija del profesor?Todo el mundo empezó a comentar todo tipo de cosas, yo solo los ignore y me dirijí hacia el sombrero, mientras miraba a la profesora McGonagall, quién sonreía, supongo que mi padre le habrá hablado de mí. No quise mirar a mi padre por si me ponía más nerviosa, espero que no se decepcione si no quedó en Slytherin, aunque el me dijo que daba igual la casa.
Una vez que me hube sentado la profesora McGonagall me puso el sombrero. Nada más tocarme empecé a escuchar una voz, la que supuse que era la del sombrero:
-Mm_dijo una vocecita en mi oreja-Difícil. Muy difícil. Llena de amabilidad, te preocupas por todo el mundo, hasta de tus enemigos, pero ese no es tu punto fuerte. Llena de valentía, lo veo. Tampoco la mente es mala. Hay talento, oh vaya, sí. Muy inteligente, pero despreocupada. Entonces, ¿dónde te pondré? Tienes cualidades para las cuatro casas, pero en Ravenclaw y Hufflepuff no encontrarías tu hogar, y Slytherin no es lo tuyo, no te completa. Entonces te pondré en: ¡GRYFFINDOR!
Cuando el sombrero grito mi casa me dirigí a la mesa de Gryffindor, donde todo el mundo me saludo y me dio la mano, pero se les notaba estrañados, supongo que no esperaban que alguien con el apellido del profesor que era el jefe de casa de Slytherin estuviera en Gryffindor. Me senté al lado de Harry y miré hacia la mesa de profesores.
Mi padre me miraba serio. No sabía que significaba eso, el me dijo que cualquier casa estaría bien, pero a lo mejor prefería que fuese a Slytherin, o a cualquier otra casa que no fuera Gryffindor. Todo el mundo sabe sobre la rivalidad de esas dos casas. Pero, a lo mejor solo estaba fingiendo para que los demás no notarán nuestro parentesco desde el primer momento sin que él llegase a confirmarlo.
A Turpin, Lisa le tocó Ravenclaw, y después le llegó el turno a Ron. Tenía una palidez verdosa y cruce los dedos debajo de la mesa. Un segundo más tarde, el sombrero gritó: ¡GRYFFINDOR!
Harry y yo aplaudimos con fuerza, junto con los demás, mientras que Ron se desplomaba en la silla más próxima.
-Bien hecho, Ron, excelente -dijo pomposamente Percy Weasley, el hermano de Ron según tengo entendido, mientras que Zabini, Blaise era seleccionado para Slytherin. La profesora McGonagall enrolló el pergamino y se llevó el Sombrero Seleccionador.
Mire mi plato de oro vacío. Acababa de darme cuenta de lo hambrienta que estaba.
Albus Dumbledore se había puesto de pie. Nos miraba con expresión radiante a los alumnos, con los brazos muy abiertos, como si nada pudiera gustarle más que verlos allí.
-¡Bienvenidos!-dijo- ¡Bienvenidos a un año nuevo en Hogwarts! Antes de comenzar nuestro banquete, quiero deciros unas pocas palabras. Y aquí están, ¡Papanatas! ¡Llorones! ¡Baratijas! ¡Pellizco!... ¡Muchas gracias!
Se volvió a sentar. Todos aplaudieron y vitorearon. Yo no sabía si reír o no.
-Está... un poquito loco, ¿no? -pregunto Harry con aire inseguro a Percy. Yo pensaba lo mismo.
-¿Loco?-dijo Percy con frivolidad-¡Es un genio! ¡El mejor mago del mundo! Pero está un poco loco, sí. ¿Patatas, Harry?
Me quede con la boca abierta. Los platos que había frente de mi de pronto estuvieron llenos de comida. Nunca había visto tantas cosas que me gustara comer sobre una mesa: carne asada, pollo asado, chuletas de cerdo y de ternera, salchichas, tocino y filetes, patatas cocidas, asadas y fritas, pudín, guisantes, salsa de carne, y lo que más me gustó, bombones de menta. Pero había algunas cosas que no me gustaban tanto, como las zanahorias y la salsa de tomate. No era muy fan de las verduras, pero mi padre siempre me obligaba a comerlas, al menos ahora no puede obligarme, al menos si no quiere dejarme en ridículo.
Llene mi plato con un poco de todo, salvo las verduras y comenze a comer. Todo estaba delicioso.
-Eso tiene muy buen aspecto -dijo con tristeza el fantasma de la gola, observandome mientras cortaba mi filete.
-¿No puede...?
-No he comido desde hace unos cuatrocientos años-dijo el fantasma-No lo necesito, por supuesto, pero uno lo echa de menos. Creo que no me he presentado, ¿verdad? Sir Nicholas de Mimsy-Porpington a su servicio. Fantasma Residente de la Torre de Gryffindor.
-¡Yo sé quién es usted!-dijo súbitamente Ron-Mi hermano me lo contó. ¡Usted es Nick Casi Decapitado!
-Yo preferiría que me llamaran Sir Nicholas de Mimsy... -comenzó a decir el fantasma con severidad, pero lo interrumpí.
-¿Casi Decapitado? ¿Cómo se puede estar casi decapitado?-pregunte curiosa.
Sir Nicholas pareció muy molesto, como si su conversación no resultara como la había planeado.
-Así-dijo enfadado. Se agarró la oreja izquierda y tiró. Toda su cabeza se separó de su cuello y cayó sobre su hombro, como si tuviera una bisagra. Era evidente que alguien había tratado de decapitarlo, pero que no lo había hecho bien. Pareció complacido ante las caras de asombro y volvió a ponerse la cabeza en su sitio, tosió y dijo: ¡Así que nuevos Gryffindors! Espero que este año nos ayudéis a ganar el campeonato para la casa. Gryffindor nunca ha estado tanto tiempo sin ganar. ¡Slytherin ha ganado la copa seis veces seguidas! El Barón Sanguinario se ha vuelto insoportable... Él es el fantasma de Slytherin.
Mire hacia la mesa de Slytherin y vi un fantasma horrible sentado allí, con ojos fijos y sin expresión, un rostro demacrado y las ropas manchadas de sangre plateada. Estaba justo al lado de Malfoy que no parecía muy contento con su presencia.
-¿Cómo es que está todo lleno de sangre?-preguntó Seamus con gran interés.
-Nunca se lo he preguntado -dijo con delicadeza Nick Casi Decapitado. Yo no quería saberlo.
Cuando hubimos comido todo lo que quisimos, los restos de comida desaparecieron de los platos, dejándolos tan limpios como antes. Un momento más tarde aparecieron los postres. Trozos de helados de todos los gustos que uno se pudiera imaginar; pasteles de manzana, tartas de melaza, relámpagos de chocolate, rosquillas de mermelada, bizcochos borrachos, fresas, jalea, arroz con leche... Todo tenía una pinta estupenda y seguro que sabían a maravilla.
Mientras me servía relámpagos de chocolate, la conversación se centró en las familias.
-Yo soy mitad y mitad-dijo Seamus-Mi padre es muggle. Mamá no le dijo que era una bruja hasta que se casaron. Fue una sorpresa algo desagradable para él.
Los demás rieron.
-¿Y tú, Neville?-dijo Ron.
-Bueno, mi abuela me crió y ella es una bruja-dijo Neville- pero la familia creyó que yo era todo un muggle, durante años. Mi tío abuelo Algie trataba de sorprenderme descuidado y forzarme a que saliera algo de magia de mí. Una vez casi me ahoga, cuando quiso tirarme al agua en el puerto de Blackpool, pero no pasó nada hasta que cumplí ocho años. El tío abuelo Algie había ido a tomar el té y me tenía cogido de los tobillos y colgando de una ventana del piso de arriba, cuando mi tía abuela Enid le ofreció un merengue y él, accidentalmente, me soltó. Pero yo reboté, todo el camino, en el jardín y la calle. Todos se pusieron muy contentos. Mi abuela estaba tan feliz que lloraba. Y tendríais que haber visto sus caras cuando vine aquí. Creían que no sería tan mágico como para venir. El tío abuelo Algie estaba tan contento que me compró mi sapo.
Al otro lado de Harry, Percy Weasley y Hermione estaban hablando de las clases. («Espero que empiecen en seguida, hay mucho que aprender; yo estoy particularmente interesada en Transformaciones, ya sabes, convertir algo en otra cosa, por supuesto parece ser que es muy difícil. Hay que empezar con cosas pequeñas, como cerillas y todo eso...»)
Yo ya comenzaba a sentirme reconfortada y somnolienta, mire otra vez hacia la Mesa Alta. Hagrid bebía copiosamente de su copa. La profesora McGonagall hablaba con el profesor Dumbledore. Un profesor con turbante, conversaba con mi padre.
De repente Harry exclamo algo:
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Emma Potter y la Piedra Filosofal (COMPLETA)
FanfictionEmma Potter se ha quedado huérfana y la ha adoptado ni más ni menos que el profesor más temido en Hogwarts, Severus Snape. Emma es muy feliz aunque su padre este ausente bastante tiempo por su trabajo, hasta que un buen día recibe su carta de Hogwar...