CAPÍTULO 40: EL HOMBRE CON DOS CARAS

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Era Quirrell.

-¡Usted! -exclamó Harry.

Quirrell sonrió. Su rostro no tenía ni sombra del tic.

-¡Te lo dije! Oh, que ganas tenía de decir eso-dije emocionada-me debéis un galeón cada uno.

Harry me miró amenazadoramente.

-¿Que?-pregunte sonriendo como si fuera una santa.

-No es momento para eso.

-Vale, vale-dije, pero si sobrevivimos no se escaparían de esto.

Volvimos a ver a Quirrell.

-Yo -dijo con calma, ignorando lo dicho por mí y respondiendo a lo primero que dijo Harry- me preguntaba si me iba a encontrar contigo aquí, Potter.

-Pero yo pensé... Snape...

-¿Severus? -Quirrell rió, y no fue con su habitual sonido tembloroso y entrecortado, sino con una risa fría y aguda-. Sí, Severus parecía ser el indicado, ¿no? Fue muy útil tenerlo dando vueltas como un murciélago enorme. Al lado de él ¿quién iba a sospechar del po-pobre tar-tamudo p-profesor Quirrell? Aunque claro, no contaba con que su hija le fuera tan fiel, la única lista. Lleva mirándome mal desde hace ya tiempo ¿No?

-Claro, soy la mejor-dije arrogante. No se de donde viene esa parte de mi, pero me encanta ser así.

Quirrell volvió a ignorarme y se centró en Harry ¿Por qué me ignora a mi? Eso no vale, y yo que quería presumir de que lo sabía todo.

Harry parecía que no podía aceptarlo.

-¡Pero Snape trató de matarme!

-¡Harry! Para ya, te he dicho miles de veces que mi padre no era, para ya.-le dije ya harta. No me creyó y no quiere creerme todavía. Después se llevaría la bronca más grande de su vida.

-No, no, no. Yo traté de matarte. Tu amiga, la señorita Granger, accidentalmente me atropelló cuando corría a prenderle fuego a Snape, en ese partido de quidditch. Y rompió el contacto visual que yo tenía contigo. Unos segundos más y te habría hecho caer de esa escoba. Y ya lo habría conseguido, si Snape no hubiera estado murmurando un contramaleficio, tratando de salvarte.

-¿Snape trataba de salvarme a mí?

Pues si, hijo si.

-Por supuesto -dijo fríamente Quirrell-. ¿Por qué crees que quiso ser árbitro en el siguiente partido? Estaba tratando de asegurarse de que yo no pudiera hacerlo otra vez. Gracioso, en realidad... no necesitaba molestarse. No podía hacer nada con Dumbledore mirando. Todos los otros profesores creyeron que Snape trataba de impedir que Gryffindor ganase, se ha hecho muy impopular... Y qué pérdida de tiempo cuando, después de todo eso, voy a matarte esta noche. A ti y a su hija, para dejarle claro que no puede conmigo.

Quirrell chasqueó los dedos. Unas sogas cayeron del aire y se enroscaron en nuestros cuerpos, sujetándonos con fuerza.

-Eres demasiado molesto para vivir, Potter. Más tu, niña molesta. Deslizándose por el colegio, como en Halloween, porque me descubriste cuando iba a ver qué era lo que vigilaba la Piedra.

-¿Usted fue el que dejó entrar al trol?

-Claro Harry, por Merlín, abre ya los ojos, ¿No te das cuenta que su prueba era también un trol?

-Claro, hazle caso a la listilla de tu amiga. Yo tengo un don especial con esos monstruos. ¿No viste lo que le hice al que estaba en la otra habitación? Desgraciadamente, cuando todos andaban corriendo por ahí para buscarte, Snape, que ya sospechaba de mí, fue directamente al tercer piso para ganarme de mano, y no sólo hizo que mi monstruo no pudiera matarte, sino que ese perro de tres cabezas no mordió la pierna de Snape de la manera en que debería haberlo hecho...

Emma Potter y la Piedra Filosofal (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora