CAPÍTULO 16: CLASES DE VUELO

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Nunca había creído que pudiera existir alguien que me hiciera sentir de esta manera. Cada vez que veía a Draco Malfoy sentía rabia y desagrado hacia el, pero no podía evitar quedarme viéndolo y observando sus gesto sin que nadie me viese. Había algo de él que me atraía, pero había otra parte que me desagradaba, que odiaba, y esa parte era la que más sentía, más cuando se metía con Harry y con Ron. Sin embargo, los de primer año de Gryffindor sólo compartiamos con los de Slytherin la clase de Pociones, así que no tenía que encontrarme mucho con él. O, al menos, así era hasta que apareció una noticia en la sala común de Gryffindor; que nos hizo protestar a todos. Las lecciones de vuelo comenzarían el jueves... y Gryffindor y Slytherin aprenderiamos juntos. Estaba deseando empezar a volar, pero no quería pasar tiempo con Malfoy, no me apetecía estar toda la hora molesta por sus comentarios. Tampoco quería pasar tiempo con Slytherin, no es que tuviese nada con la casa, pero si con sus residentes, todos eran iguales, insultaban y se metían con todos.

-Perfecto -dijo en tono sombrío Harry- Justo lo que siempre he deseado. Hacer el ridículo sobre una escoba delante de Malfoy.

-No sabes aún si vas a hacer un papelón -dijo razonablemente Ron- De todos modos, sé que Malfoy siempre habla de lo bueno que es en quidditch, pero seguro que es pura palabrería.

La verdad es que Malfoy hablaba mucho sobre volar. Se quejaba en voz alta porque los de primer año nunca estaban en los equipos de quidditch y contaba largas y jactanciosas historias, que siempre acababan con él escapando de helicópteros pilotados por muggles. Pero no era el único: por la forma de hablar de Seamus Finnigan, parecía que había pasado toda la infancia volando por el campo con su escoba. Hasta Ron podía contar a quien quisiera oírlo que una vez casi había chocado contra un planeador con la vieja escoba de Charles. Todos los que procedían de familias de magos hablaban constantemente de quidditch. Yo también había tenido mis momentos con la escoba, pero mi padre no era muy fan de volar por lo que no volé mucho. Además a mí me encantaba el quidditch, pero no tenía con quién hablarlo porque a papá no le gustaba tampoco. Ron y yo ya habíamos tenido una gran discusión con Dean Thomas, que compartía el dormitorio con Ron y Harry, sobre fútbol. Ron y yo no podiamos ver qué tenía de excitante un juego con una sola pelota, donde nadie podía volar. Harry me contó que había descubierto a Ron tratando de animar un cartel de Dean en que aparecía el equipo de fútbol de West Ham, para hacer que los jugadores se movieran.

Neville no había tenido una escoba en toda su vida, porque su abuela no se lo permitía. Pense que ella había actuado correctamente, dado que Neville se las ingeniaba para tener un número extraordinario de accidentes, incluso con los dos pies en tierra.

Hermione Granger estaba casi tan nerviosa como Neville con el tema del vuelo. Eso era algo que no se podía aprender de memoria en los libros, aunque lo había intentado. En el desayuno del jueves, aburrió a todos con notas sobre el vuelo que había encontrado en un libro de la biblioteca, llamado Quidditch a través de los tiempos. Neville estaba pendiente de cada palabra, desesperado por encontrar algo que lo ayudara más tarde con su escoba, pero todos los demás se alegraron mucho cuando la lectura de Hermione fue interrumpida por la llegada del correo.

Noir, por primera vez, me trajo una carta, que supuse que era de mi padre para quedar en vernos. Antes de abrir la carta le di a Noir algo de comer, que acepto gustosa antes de irse. Cuando abrí la carta comprobé, como había dicho, que mi padre me citó esta noche a las 9 en su despacho. Para confirmarselo mire hacia la mesa donde estaba mi padre, quién ya me estaba mirando, y le sonreí. El asintió para darme a entender que había entendido mi confirmación.

Un lechuzón entregó a Neville un paquetito de parte de su abuela. Lo abrió excitado y nos enseñó una bola de cristal, del tamaño de una gran canica, que parecía llena de humo blanco.

Emma Potter y la Piedra Filosofal (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora