Empezamos a andar otra vez, siguiendo a Hagrid. El bosque estaba oscuro y solo se veían sombras. Andamos en silencio hasta que llegamos con Harry y con Hermione.
-¡Emma! ¿Que pasó?-dijo Harry corriendo hacía mi seguido de Hermione antes de abrazarme.
-Si, Neville solo se asustó al ver un conejo, no pasa nada-dije. El pobre Neville parecía avergonzado.
-Menos mal-dijo Hermione.
-Vamos a necesitar mucha suerte para encontrar algo, después del alboroto que habéis hecho. Bueno, ahora voy a cambiar los grupos... Neville, tú te quedas conmigo y Hermione. Harry, tú vas con Fang, Emma y con Malfoy. Así Neville no se asustará y no tendremos tantos inconvenientes-añadió Hagrid en un susurro para que Neville no se enterase.
Así que Harry, Malfoy, Fang y yo nos internamos en el corazón del bosque. Anduvimos cerca de media hora, llendo cada vez más profundamente, hasta que el sendero se volvió casi imposible de seguir, porque los árboles eran muy gruesos. Tenía miedo de perderme, el bosque era muy grande. La sangre de unicornio que estábamos siguiendo parecía más espesa.
Había manchas en las raíces de los árboles, como si la pobre criatura se hubiera arrastrado en su dolor. Pude ver un claro, más adelante, a través de las enmarañadas ramas de un viejo roble.
-Mirar...-murmuró Harry, levantando un brazo para detenernos a Malfoy y a mi.
Algo de un blanco brillante relucía en la tierra. Nos acercamos más.
Sí, era el unicornio y estaba muerto. Nunca había visto nada tan hermoso y tan triste. Sus largas patas delgadas estaban dobladas en ángulos extraños por su caída y su melena color blanco perla se desparramaba sobre las hojas oscuras. Que pena.
Harry había dado un paso hacia el unicornio, cuando un sonido de algo que se deslizaba lo hizo congelarse en donde estaba. Un arbusto que estaba en el borde del claro se agitó... Entonces, de entre las sombras, una figura encapuchada se acercó gateando, como una bestia al acecho. Harry, Malfoy, Fang y yo permanecimos paralizados. La figura encapuchada llegó hasta el unicornio, bajó la cabeza sobre la herida del animal y comenzó a beber su sangre. Oh, por las barbas plateadas de Merlín...
-¡AAAAAAAAAAAAAH!
Malfoy dejó escapar un terrible grito y huyó... lo mismo que Fang. Cobardes, pero a decir verdad hubiera hecho lo mismo si no estuviese paralizada. La figura encapuchada levantó la cabeza y nos miró directamente a Harry y a mi. La sangre del unicornio le chorreaba por el pecho. Se puso de pie y se acercó rápidamente hacía nosotros... Estaba paralizada de miedo y al parecer Harry también. Mi cerebro me decía que corriese pero mi cuerpo no respondía.
Entonces, un dolor me perforó la nuca, algo que nunca había sentido, como si la nuca estuviera incendiándose. Casi sin poder ver, retrocedí. Harry al lado mia hizo lo mismo. Oí cascos galopando a mis espaldas, y algo saltó limpiamente y atacó a la figura.
El dolor en la nuca era tan fuerte que caí de rodillas. Apenas me daba cuenta de que pasaba a mí alrededor, solo vi a Harry en el mismo estado que yo. Pasaron unos minutos antes de que se calmara. Cuando levante la vista, la figura se había ido. Un centauro estaba ante nosotros. Esté parecía más joven, tenía cabello rubio muy claro, cuerpo pardo y cola blanca. Nunca había visto un centauro en persona, había leído sobre ellos y había visto dibujos, pero nunca lo había visto.
-¿Estás bien?-dijo el centauro, ayudándonos a ponernos de pie a los dos.
-Sí... gracias... ¿qué ha sido eso?-le dijo Harry.
El centauro no contestó. Tenía ojos asombrosamente azules, como pálidos zafiros. Observó a Harry con cuidado, fijando la mirada en la cicatriz que se veía amoratada en la frente de Harry. Y después me miró a mi, pero a ningún lugar en específico.
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Emma Potter y la Piedra Filosofal (COMPLETA)
FanfictionEmma Potter se ha quedado huérfana y la ha adoptado ni más ni menos que el profesor más temido en Hogwarts, Severus Snape. Emma es muy feliz aunque su padre este ausente bastante tiempo por su trabajo, hasta que un buen día recibe su carta de Hogwar...