Sabo, sabo supo que era demasiado tarde. Cuando miro periódico y recordó a su hermano.
Ace, con el que vivió tantas cosas. Fue ejecutado de una manera tan inhumana. Se arrepintió de tantas cosas. Incluso de haber nacido, se sintió muy miserable.
Hasta que pensó en luffy, pensó en él y lloró en los brazos de su amiga koala.
Quien lo pegó a su pecho y lo consoló. Había durado días dormido, gracias a Ace había recordado todo. Gracias a Ace.
Sabo.. ¿estas mejor?— Sabo al separarse de Koala sorbió su nariz, y miro sus manos. ¿Hubiese cambiado algo si él hubiera estado ahí? No lo sabía, pero pudo mínimo hacer el intento de hacer algo por ace.
Como hizo luffy. Lamentablemente luffy desapareció dos años. Dejando a Sabo con una duda más en su corazón.
Sabo visitó la tumba de Ace, otorgándole alguna de sus lágrimas. Con una sonrisa contándole todo lo que había pasado y como estaba el, como estaba luffy. Luffy había vuelto. Él había vuelto.
Tranquilo Ace, yo cuidaré de él— Dijo finalmente levantándose.
Dessrosa, caótico. Caos, mucho caos. Sabo solo podía describirlo de esa manera. Más aún cuando se reencontró con Luffy.
Pensó que su hermano menor lo golpearía. Pero no, en vez de eso se puso a llorar diciéndole que había sido muy débil y Ace había muerto en frente de sus ojos.
Sabo solo pudo agradecerle por haber sobrevivido. Ahora que recordaba, le daba miedo quedarse sin hermanos.
Luffy se alegró muchísimo, abrazó a Sabo por minutos, restregando su cara en sus ropas diciéndole todo lo que había pasado, mientras que sabo solo escuchaba atentamente.
La mera mera no mi, cuando sabo la comió pensó en Ace. Pero pensó en el Ace de diez años, sabo lo recordaba de esa manera.
Diez años, hablándole de todo lo que haría cuando creciera. Sabo ahora veía carteles de búsqueda de Ace y pensaba que se había vuelto un tipo genial. Para sabo ace siempre fue genial.
¡Hikken!— Se sintió tan familiarizado con ese ataque, tan pleno. Sonrió al ver el fuego en su mano.
Ace siempre fue fuego dentro de los tres hermanos. Pero esta vez tomaría su lugar, tomaría su lugar y se convertiría en el fuego.
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