Rayleigh jamás pensó en ser papá. Pensaba en mujeres y ya. Jamás pasó por su mente serlo. Mucho menos cuando Roger apareció frente a él y le dijo que podrían el mundo de cabeza juntos.
Nah, ¿cuales eran las posibilidades? Nulas pero no imposibles.
Primero llegó shanks. Esa pequeña cabellera pelirroja, llena de energía. No dejaba dormir a la tripulación durante noches. Pero Roger vaya que podía dormir, dormía como un ángel a pesar de que Shanks lloraba tanto que incluso los peces y reyes marinos se alejaban de ellos.
Y cuando Rayleigh pensó que solo sería eso. Llegó un niño de cabellos azules. De la edad de shanks. Pequeño y torpe. Se aferraba a ala pierna de Roger todo el tiempo, se peleaba con Shanks, ambos jalándose los cabellos.
Eran niños ¿tan pronto empezaban a pelear?
¡No! ¡Rayleigh-san!— Shanks le jalo la camisa. A Rayleigh le salió una cana más y los golpeó a ambos.
Basta ya— Dijo mas que enojado asustando a ambos niños. Claro, para dormir ellos eran otra cosa. Dormían abrazados ya que ambos eran unos miedosos.
Oh, y para despertar a Roger, ambos se aventaban encima de él.
Eso le causaba gracia a Rayleigh. Verlos crecer era todo un déjà vu, ambos crecían rápido. Pero no cambiaban sus mañas, Buggy seguía aferrándose a el pantalón de Roger. Shanks, Shanks había recibido la voluntad de Roger.
La paternidad de Rayleigh fue desastrosa, muchas veces los niños simplemente no pensaban. Y protegerlos era lo primero que estaba en su cabeza.
Pero aprendió. Aprendió que podían hacerlos ellos mismos, y en el tipo de mundo en el que estaban debían hacerlo, ya que no eran cualquier niño, eran piratas. Shanks y buggy, eran la nueva generación.
Rayleigh aprendió mucho de ellos, y ellos aprendieron mucho de él. Ambos actuaban conforme a su formación, claro, la mayor parte del tiempo les dejaban hacer lo que quisieran, pero siempre intentaban copiar a los adultos más cercanos que tenían.
Oh, y Shanks, shanks quiso tener el mundo para el solo.
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