One Piece

Veinticuatro

Zoro/Sanji

Muchas veces. Cuando Sanji no podía dormir, se iba a acostar a la cama de zoro.
Fue una costumbre que creció después de los dos años que la tripulación estuvo separada.

Zoro pensaba que Sanji odiaba a los hombres. Por el diferente trato que le da a las mujeres.
Para él era estúpido, ya que para el hombre y mujer era lo mismo, los dos podían matar y pelear.

Pero no le dijo nada la primera vez que lo hizo, y jamás lo hizo, incluso le sacaba plática.
Se veía muy extraño cubierto de sábanas hablándole con los ojos bien abiertos lo que iba a cocinar mañana o si en los dos años había convivido con mujeres.

Zoro pensó que Sanji le había pasado algo en esos dos años.
Luego descubrió que era exageración del rizado.

Pero siguió. Tanto que abrazaba a zoro en las noches frías. O lo sacaba de su propia cama diciéndole que se bañara.

¿A donde vas?— Pregunto Sanji entre sueños al sentir que zoro se levantaba de la cama.

Me toca la guardia, sigue durmiendo— Dijo zoro sin mirarlo. Sanji se acomodó un poco más en la cama murmurando cosas.

Zoro, lo miró suspiró y sonrió levemente. Sanji era raro a sus ojos.
Pero de alguna manera le gustaba verlo a si, se veía como una persona normal y no un tipo de pervertido.

Si, zoro odia a los pervertidos en todo aspecto.
Lamentablemente la mayoría de la tripulación entraba en esa categoría.

No tenía mucho que hacer en ese aspecto. Finalmente se fue de la habitacion directo a la cubierta. El mar se veía bastante tranquilo en la noche.

Aunque minutos después apareció Sanji con un cigarro en la boca y una canasta con comida. Y claro con una sonrisa.

Pruébalo, recién lo hice, dime que te parece— Dijo dándole el oniguiri. Zoro solo lo comió. Tenía pulpo y una salsa bastante buena.

Zoro asintió y siguió comiendo. Fue suficiente para que Sanji supiera que estaba rico. Pronto se sentó alado de zoro y le comenzó a contar como lo había echo y que le había puesto.

Como siempre zoro escuchaba.