Treinta y cuatro

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Roger

Para Roger, Rayleigh siempre había sido su gran consejero y amigo.

En muchas ocasiones. Cuando Roger perdía la razón Rayleigh estaba ahí para el. Para ayudarle a cumplir con sus consecuencias, o para detenerlo antes de que hiciera una locura.

Estaban en una isla, como siempre los piratas querían probarse con ellos.
Roger jamás quitaba la sonrisa de su rostro. Le causaba gracia.
Ya que eran novatos que creían que el  mundo era pequeño.
Lo que no sabían es que el mundo era inmenso, y Roger lo tenía en la palma de su mano.

¿Ah? ¿De nuevo Roger?— Roger miró a Rayleigh y le sonrió.

Bien— Fue lo único que dijo el de lentes. Roger se sentó y vio como incluso Shanks y buggy se lucían ante los piratas.

Aunque también había momentos de ansiedad. Cuando Roger se enojaba Rayleigh batallaba bastante.
Se enojaban entre sí, lo cual asustaba a gran parte de la tripulación.
Ya que cuando Roger se enojaba era una persona diferente.

¡No! ¡Ey! ¡Roger!— Habían bajado en una isla. Los piratas de barbablanca estaban a la vista.
Rayleigh sabía que Newgate vería que Roger estaba enojado y retrocedería.
Esto podría acabar con la amistad de ambos.

Roger no le hizo mucho caso.
Fue una catástrofe, a los ojos de todos.
Newgate aceptó a Roger enojado.
Ambos barcos tuvieron que alejarse por las ondas de impacto de sus golpes.
Duraron exactamente dos días, ambas tripulaciones se encontraron, Roger se veía más tranquilo.
Obvio fue con Rayleigh y se disculpó.

Claro, Rayleigh estaba acostumbrado a aguantar todas las cosas que Roger hacía desde su juventud. Por qué habían puesto el mundo de cabeza, habían puesto el mundo en la mano de Roger.

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