CAPÍTULO 43

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Descontrol. 

Meera Ivanov.

La charla con el encargado de departamento antidrogas de la interpol fue más que fructífera, analizamos varias estrategias y creamos algunas a utilizar en los allanamientos en conjunto que teníamos planeado realizar, los pusimos al tanto de la situación con todas las informaciones nuevas que obtuvimos con respecto al ACM y el que lo dirige, Ezra Petrov. Sin nombrar a los Ackermann, desde luego, no necesitábamos que nadie intente meter sus narices en el otro caso.

Mañana por la mañana iríamos a inspeccionar los puertos de manera encubierta para no levantar ninguna alerta, necesitábamos toda la información posible, y no debíamos asustarlos, al menos aún no.

Ya había anochecido, y faltaban alrededor de una hora para que sea media noche, por lo que estábamos frente a la recepcionista del hotel proveída por la GIA, que era especialmente utilizada por los funcionarios de la agencia.

—Oh, solo nos queda una habitación disponible—suelta la recepcionista levantando la mirada hacia donde Dagger y yo, como si la situación no fuera un gran problema—. No les importara compartirla, ¿verdad?

Triple mierda.

Prefería dormir en el banco de una plaza abandonada que dormir en una misma habitación con Jack.

—Por mi parte no, estamos aquí para trabajar—habla el castaño remarcando la última palabra con un ligero toque de desdén en su voz—, nada más que eso.

Un comentario bastante grosero amenaza con salir de mi boca, pero lo retengo, apretando los dientes con fuerza.

Maldito.

—Tiene dos camas, ¿cierto? —inquiero esperanzada, pero la respuesta que me da la recepcionista hace que cada mínima pizca de esperanza desaparezca.

—No, solo hay una cama tamaño King—niega con la cabeza.

¡Joder!

Me lleva el maldito diablo.

—La tomaremos—formula Dagger a regañadientes para tomar la llave de la mano de la recepcionista de forma abrupta, para caminar en silencio hacia la habitación.

Lo sigo a paso acelerado arrastrando mis maletas, intentando ignorar la cólera que me corroe.

Jack se apresura a abrir la habitación para adentrarse a ella, dejando ver a la gran cama de tamaño King que ocupaba la mayor parte de la habitación, junto a un pequeño escritorio, un sofá y una puerta que debía ser la del baño.

Deposito mis maletas a un costado de la habitación para fijarme en el castaño, quien se encontraba hurgando en la suya para luego encaminarse hacia el baño.

—Me ducharé.

—Bien—replico hosca mientras me pongo a buscar un atuendo decente para utilizar como pijama en la maleta, y lo único cómodo que encuentro es un diminuto short de chándal junto con una remera holgada que la banda que solía ser mi favorita a los quince años.

No era lo más decente, pero era lo único que tenía; porque antes muerta que ponerme el conjunto de seda que realmente utilizaba como pijama frente a Dagger.

Luego de unos minutos el sonido del picaporte de la puerta de baño se hace presente, para unos segundos después dejar ver a Jack con tan solo unos pantalones cortos, dejando su torso al descubierto, con unas diminutas gotas que escurrían por sus bíceps y abdominales bronceados.

Maldita sea.

Se veía endemoniadamente ardiente.

Captó mi mirada puesta en su torso, a lo que rápidamente la desvío, pero de igual manera puedo captar de reojo la pequeña sonrisa que se le forma en los labios pero que borra al instante.

Al límiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora