CAPÍTULO 39

152 11 2
                                        

Inminente.

Tasha.

—El complejo está siendo rodeado por súbditos de Ilya, los chicos ya están muy dentro, salir en este instante no es una opción—habla Schneider y el nerviosismo tiñe su voz.

Mierda.

—¿Todos nuestros soldados están sanos? —inquiere el italiano.

—Hay dos heridos, y los dos pelotones ya están unidos, según el último reporte, han logrado encontrar a algunas víctimas vivas, la mayoría de las mujeres se encontraban sin vida—explica la alemana y la sangre me hierve.

Malditos hijos de puta.

—¿Qué más hallaron? —indago.

—Marihuana, cocaína y una gran cantidad de drogas desconocidas, según Dagger, también hallaron materiales de laboratorio y personas especializadas que se encontraban trabajando con compuestos altamente peligrosos.

—¿Puedes conectarnos a los intercomunicadores del equipo?

—Desde luego—replica Gretchen y segundos después nos transfiere a la otra línea.

—Aquí Ferrara y Black, necesito un reporte de la situación—manifiesta el castaño con la voz fija en la laptop.

Nos encontrábamos en el hotel, ya estaba atardeciendo y acabábamos de tener una reunión virtual con el ministro y el director de la GIA de la sede alemana, reunión en la cual rendimos toda la información recaudada, y expusimos nuestras estrategias, necesitábamos la autorización total de ellos para proceder en estos últimos procesos y aunque todo estaba perfectamente detallado no nos han dado el sí en la mayoría de las propuestas.

Necesitábamos sacar a Bergman del reclusorio para hacer la entrega, pero para el ministro eso no era lo suficientemente viable, ya que estaríamos soltando a uno de los criminales mas peligroso que la GIA tiene en su poder, y que estaríamos arriesgándonos demasiado, pero esas excusas no eran las suficientes para nosotros, no podíamos echarnos para atrás, ni trazar otro plan sobre la hora, esto se trataba de la confianza de Ilya, y si no le entregamos a Bergman el comenzara a desconfiar, y caerá en las influencias de sus hermanos.

—Han rodeado las dos entradas, necesitamos más refuerzos para poder salir de aquí. Hemos atrapado a varios súbditos y rescatado a víctimas, pero no podremos sacarlos sin refuerzos, necesitamos que los contraataquen desde fuera para distraerlos y disminuir el daño—habla Klarsson a través de la línea.

—¿Los pelotones están completos? —pregunto.

—No, tenemos cuatro heridos y un muerto.

Joder.

—Tienen que dividirse, así como lo han hecho desde el principio, un equipo hacia la entrada y el otro hacia la puerta trasera, la única manera de impedir que entren es bloqueando las entradas, no pueden dejar que entren, tienen que acabarlos antes de que lo logren, mandaremos refuerzos para que los distraigan, pero mientras deben impedir que pasen—explica Massimo llevándose una mano al cabello, para desordenarlo con frustración.

—Entendido, cambio—es lo último que le escucho decir a Klarsson y segundos después se corta la conexión y la voz de Schneider se hace presente.

—Un pelotón se está preparando en estos momentos, llegaran dentro de media hora en helicóptero, he estado observando los alrededores con los drones y cada vez hay más súbditos de los Ackermann—informa la rubia.

—Equípalos con explosivos de largo alcance, la única manera de acabarlos rápido es con explosivos, tenemos que lograr sacarlos de allí cuanto antes, hay soldados heridos que debemos auxiliar, y nuevos planes a lo que ajustarnos, nos queda poco tiempo—expongo tronándome los dedos con brusquedad, a lo que el italiano reacciona tomándome de las manos para separarlas y negar con la cabeza.

Al límiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora