CAPÍTULO 13

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Desespero.

Me dirigí a la sala de reuniones hecha una furia encontrándome con Schneider y Ferrara charlando amenamente mientras él dejaba que la castaña le curara la herida que le causo el roce de la bala en el enfrentamiento. Ferrara estaba sin su jodida camisa, y al parecer Schneider estaba disfrutando tanto de las vistas que parecía estar embobada.

Genial.

Di un pequeño carraspeo sintiendo que algo caliente invadía mis venas, sí; al parecer estaba más furiosa que antes sin sentido alguno. Los interrumpí con el carraspeo, haciendo que fijaran su mirada en mí, Ferrara lucia tranquilo, lo contrario a la castaña, estaba sonrojada y parecía muy nerviosa.

—¿Qué es lo que tienen los chicos? —pregunté con sequedad fijando mi mirada en el italiano. Rápidamente la castaña dejo de pasar la gasa por el brazo de Ferrara para fijarse en mí y aclararse la garganta estando roja como un tomate.

Ridícula.

—Em...—titubeo recomponiéndose—. Como ya lo había dicho consiguieron una dirección, y también han rescatado a alguien, a una muchacha que secuestraron. Era menor de edad y estaba muy asustada, ya la regresaron a su casa y ya está a salvo. Estarán aquí mañana para rendir toda la información que han obtenido—explicó Gretchen con su mirada en su iPad evitando levantar el rostro para ocultar el carmesí de sus mejillas.

Cosa que hizo que me irritara más, ¿qué mierda podrían tener Ferrara y Schneider?

Claramente nada, pff.

—Bien, Schneider. Revisa las direcciones que nos brindó Borgov, yo iré a visitar una de las direcciones de las bodegas de los Ackermann—Ferrara abrió la boca para agregar algo peor lo interrumpí—. Sola. Y tu Ferrara, has lo que se te venga en gana, si quieres puedes terminar con el interrogatorio de Borgov antes de que lo procesen—dije lo último y salí de la sala a paso acelerado.

Un brazo apreso mi muñeca interrumpiendo mi paso hacia el ascensor.

Joder.

—¿Que mierda haces, Tasha? —Massimo ya con camisa, se encontraba escrutándome con una mirada penetrante que prometía lanzarme cien dardos en la cara.

—¿Que ya no lo dije? Iré a investigar—replique intentado deshacer su agarre forcejeando con él, pero fue imposible.

—¿Por qué te comportas como si estuvieras enfadada? —interrogó enarcando una ceja sin destellos de burla.

—Porque lo estoy, ahora déjame en paz que tengo hambre y debo ir a un sitio—dije logrando soltar su agarre en mi muñeca.

Él me observaba un tanto incrédulo, para luego esbozar una pequeña sonrisa maliciosa y burlona.

—¿Es por Gretch?—inquirió agrandando más su sonrisa de idiota.

Joder, no lo soporto.

—¿Crees que mi mundo gira a tu alrededor Massimo? Por favor, lo que tu hagas de tu vida no es de mi jodida incumbencia—me expresé con indiferencia dedicándole una mirada desdeñosa.

—Bien, si tú lo dices—musito sin borrar la sonrisa que estaba enfadándome más.

—¿Ya terminaste? —pregunte rodando los ojos—. Ah, y ocúpate de Borgov necesitamos información más precisa, dile la verdad al terminar.

—Llámame si necesitas refuerzos.

—No los necesitaré, pero gracias—solté con un inevitable deje de resentimiento en mi voz para luego dirigirme al ascensor y bajar hasta el subterráneo para subir al coche.

Al límiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora