Efervescente.Massimo me reprendió con la mirada para comenzar a conducir hacia Rostock.
—Supongo que no tienes ni la mínima idea de que carajos vamos a hacer al llegar, ¿o me equivoco?—interrogue enarcando una ceja.
—Sigue subestimándome Black—lanzó una risa irónica—, que a mí me encanta dejarte perpleja en cada operativo. La mayoría de tiempo me baso en un plan y si no funciona improviso, cosa que se me da muy bien; y para tu información si hay un plan.
—Y como carajos quieres que sepa si nunca me dices nada, ¿tengo cara de una jodida adivina o qué?
—Nos presentaremos bajo los nombres de Luther e Ida Wagner. Cuando nos den el acceso lo interrogaremos y tendremos la información, ¿contenta? —finalizó fastidiado poniendo toda su atención a la carretera.
—No, es imposible interrogarlo sin que sus escoltas se den cuenta y alerten a los demás. Primero acabamos con los escoltas y luego lo interrogamos—impuse.
—Bien.
El italiano parecía un niño divirtiéndose con su juguete favorito, conducía el vehículo como si fuera un verdadero experto, con destreza y determinación. Iba a una velocidad bastante alta, derrapando y esquivando coches con la atención fija la carretera.
Luego de 40 minutos de viaje llegamos a la ubicación proveída por la central alemana. Ingresamos por la entrada principal del puerto, para luego dirigirnos a la empresa de Vogt que se encontraba situada dentro del enorme complejo.
Aceleramos paso hacia el edificio y nos adentramos a él. Una recepcionista nos recibió amablemente, la convencimos de que éramos personas muy importantes y que necesitamos hablar con Vogt, ella accedió y se comunicó con la secretaria de este. Al parecer Ida y Luther eran personas importantes para la organización, por lo tanto, nos dejaron pasar hasta la oficina del magnate.
Según lo que indicaba el expediente de los Wagner, casi nadie nunca había visto sus rostros. Solo se sabía de su alianza con el clan y de sus increíbles hazañas.
El italiano y yo nos dirigimos al elevador para encaminarnos al último piso, en donde se encontraba la oficina de Vogt.
—Recuerda que somos pareja, no lo arruines—advirtió Ferrara.
—Yo nunca fallo en ningún operativo, así que no me jodas con eso.
Al parecer el idiota de Ferrara no confiaba ni en lo mínimo en mis dotes de actuación. Tantos años de entrenamiento y preparación no pasaron desapercibido en diversas misiones y operativos en los que tuve que actuar para salirme con la mía.
En la puerta había dos escoltas vigilando que nadie que no esté autorizado entrase, al ver eso trace rápidamente un plan en mi cabeza. Ingresamos a la oficina del magnate, el cual estaba nos estaba esperando de pie para recibirnos.
Era alto, rubio, con unas notables canas blancas, ojos azules y complexión flácida. Nos observaba con interés y esbozo una sonrisa al divisarnos.
—Ida y Luther Wagner, un placer conocerlos. Nunca creí que sería tan afortunado de poder verlos cara a cara—se expresó en su idioma natal—. Pasen por favor.
—Buenas tardes, el placer es nuestro—habló Ferrara desenvolviéndose en un perfecto alemán adentrándose a la sala, lo seguí para quedar parados frente a frente con Vogt.
—Lo mismo digo.
—¿Cuál es el tema tan importante del que quieren tratar conmigo?
—Oh—fingí estar hiperventilando—. Cariño, debo salir de aquí. No me siento bien—me lleve la mano la cabeza intentando masajear mis cienes para parecer mas creíble, ganándome la completa atención de Vogt.
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Al límite
AksiyonTasha Black sepulta el pasado convirtiéndose en una de las mejores agentes de la GIA, siendo reconocida mundialmente por sus múltiples logros y hazañas, encabezando así la sede central de la agencia. Hasta la llegada de Massimo Ferrara, su nuevo co...