Suya.
Tasha.
Los hombres de Ilya eran eficientes y rápidos, nos encontrábamos trabajando con ellos codo a codo para ¨atrapar¨ a Bergmann. Las pruebas montadas que el equipo nos mandó nos sirvieron bastante, hasta el punto en el que los hombres de Ilya se sorprendieron por la rapidez y ya comenzaron a trabajar en las cámaras de tráfico para hallar al diputado.
Massimo y yo fingíamos trabajar en las computadoras, pero la realidad era otra, ya que solo estábamos tecleando tonterías. El equipo se comunicó con nosotros para informarnos de que Bergmann no estaba dispuesto a acceder para utilizarlo de carnada, a lo que les ordenamos que hagan lo que sea para que el diputado este en Paris a la hora exacta en la cual haremos el golpe. La idea era estar ¨trabajando¨ en la búsqueda por unos días más, e ir husmeando en todos los rincones del palacete.
Un tal Adib era el que estaba al frente de todo el equipo de diez hombres que trabajaban para Ilya, por lo que él tendría que saber más de lo debido gracias a los diversos trabajos que ejerce para el clan.
La cámara espía que tenía incrustada en el botón de mi chaqueta capturaba fotos en automático de toda persona que se moviera y que estuviera a una distancia máxima de un metro, Thatcher la modifico para mí y no puedo negar que la convirtió en una obra maestra. Todas las fotos que pueda tomar iban directamente redirigidas a las computadoras del depósito de Ferrara y a la laptop encriptada que había dejado en la casa de Massimo en Berlín, por lo que todas las fotos que pudiera tomar iban a estar muy bien guardadas.
Cierro la laptop y me levanto del asiento, a lo que recibo una mirada inquisitiva de mi compañero.
—Iré a tomar un poco de aire—suelto mirándole fijamente a los ojos, a lo que él me dedica una mirada de advertencia que puedo leer como un ¨ten cuidado¨ ante lo que voy a hacer. La idea era salir a husmear e identificar a mas súbditos del clan.
Salgo del complejo que se encuentra a unos pocos metros de distancia del palacete, sintiendo como la brisa helada me desordena el cabello. Camino hacia el jardín lentamente a lo que visualizo a la ancha figura de Ilya y a un hombre caminando a paso apresurado hacia no sé dónde, sin pensarlo dos veces apuro el paso para seguirlos, y aunque sea arriesgado y no es precisamente la mejor idea, no teníamos otra forma de hallar información más concreta.
Los sigo desde lejos hasta que visualizo una especie de gruta de piedra entre unos árboles notablemente viejos. Apuro el paso sigilosamente, asegurándome de que nadie pueda verme, pero cuando noto que el alemán está a punto de girar la cabeza me escondo ágilmente adentrándome entre unas ramas, librándome de que me vea al girarse para asegurarse de que no haya nadie detrás que pudiera observarlo.
Una pequeña entrada enrejada protege el interior, a lo que él hace una simple seña inentendible con la mano para que un hombre calvo de mediana edad abra la puerta desde adentro y salga para recibirlo. Veo como el rubio lo saluda con un asentimiento de cabeza para adentrarse al lugar junto con el otro hombre, dejando al calvo fuera, quien vuelve a caminar como para entrar dentro de la ¨gruta¨, pero logro llamar su atención lanzando un gritito, a lo que el examina todo el alrededor con la mirada.
—¡¿Quién está ahí?!—inquiere alzando la voz en su idioma natal para comenzar a caminar, a lo que vuelvo a soltar otro grito para encaminarlo hasta donde me encuentro.
Antes de realizar cualquier acción inspecciono el área rápidamente en busca de alguna cámara y al no encontrar nada, me pongo en posición de ataque y antes de que pueda reaccionar al notar mi presencia salgo del escondite y me abalanzo sobre él, para ejecutarle una llave del sueño, y arrastrarlo hacia las ramas secas en donde me había escondido hace unos pocos minutos.

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Al límite
ActionTasha Black sepulta el pasado convirtiéndose en una de las mejores agentes de la GIA, siendo reconocida mundialmente por sus múltiples logros y hazañas, encabezando así la sede central de la agencia. Hasta la llegada de Massimo Ferrara, su nuevo co...