9.9

1.8K 161 16
                                    

Miro mis pálidos pies mientras las muevo de un lado a otro, estaba soporífera acostada en la cama, por lo menos ya no estaba en aquella habitación, hace días que estaba en la de Neón, pero él ha desaparecido desde entonces.

Todo estaba demasiado tranquilo, no sabía si era bueno o malo, cada mañana y tarde, daba vueltas por la habitación, que es bastante amplia, para no mantenerme acostada. A veces, me bañaba por horas en la tina, otras veces, me probaba todas las ropas que habían en el armario, tenía bastante ropa de mujer, muchísimas.

Me doy vuelta y coloco mis piernas sobre la pared y solo mi espalda se recuesta por completo en la cama, de esta manera, quedo en una posición algo impropia y mi vista queda en dirección a la puerta.
Escucho pisadas acercándose, elevo uno de mis cejas, los únicos horarios en la que alguien se acercaba, es a la hora de desayunar, almorzar y cenar, ahora son pasados de las veintitrés horas, por lo que es imposible que alguien irrumpa.

...A menos qué...

La puerta es abierta de forma abrupta, como yo estaba prácticamente de cabeza, distinguí primeramente su pantalón negro y su camisa blanca ajustada, subo aún más la mirada y sus ojos verdes se topan con los míos.

Su expresión demostraba desespero, las sombras por debajo de sus ojos pesadumbre y la expresión en sus labios irritación.

Neón se acerca a mí a grandes pasos, se sienta sobre la cama y con una mano, toma mi cachete para luego inclinarse y estampar sus labios sobre los míos. No tuve tiempo de reaccionar pues no me lo esperaba y tampoco me resistiría, el juego psicológico que él hace en mí es atroz, me aísla de todo y todos, su presencia se pierde por varios días y cuando sabe que estoy en el punto de agonía, aparece y incita a mi cuerpo desearlo a él y a nadie más.

Tomo el cuello de su camisa y lo atraigo aún más a mí para acentuar el beso, necesito de su cuerpo, necesito de alguien que me dé caricias y me susurre al oído palabras de amor.

Lo quiero a él.

Por lo que, lo empujo haciendo que se recueste y estirando mis piernas, me elevo sobre su cuerpo.

-Te odio -Susurro sobre sus labios para volver a besarlo.

Lo hago con desespero, mientras lo despojo de su camisa al igual que de su pantalón, quería sentirlo por completo, mi mano recorre por todo su pecho y parte baja de su vientre, gimo exigiendo recibir la misma atención.

Sus manos recorren toda mi cintura por debajo de mi vestido, llega a mis senos y los aprieta sintiéndome encantada.

Me bajo unos segundos de él para tomar mi ropa interior y tirarla al suelo, vuelvo a subirme entrando en contacto mi sexo sobre su estómago.
No aguantaba, por lo que tomando su miembro en mi mano, lo introduzco en mí sin ninguna delicadeza.

Neón estaba mudo, podía notar por su mirada que se encontraba impresionado y por sus pupilas dilatadas excitado.

Tiemblo mientras me muevo cerrando los ojos, era rico, mi mente estaba en blanco mientras sentía su dureza, no tenía vergüenza en soltar gemidos sonoros, lo disfrutaba.

Me detengo y vuelvo a buscar sus labios, él me recibe ansioso colocando ambas manos en mi rostro, nuestras respiraciones se mezclan y el ambiente se torna más acalorado. Alejo mi rostro y él busca aún más pero niego continuando mis movimientos.

Miro al techo cuando mi cuerpo llega al éxtasis, no me importa si él termina o no solo me importa lo que siento ahora, suelto un largo suspiro, estoy muy mojada.

Me tiro sobre la cama y extiendo mis piernas y brazos, parpadeo en confusión escuchando la ronca risa de Neón.

-Estoy fascinado.

Giro mi cabeza y lo miro.
No supe que responder y suelto.

-Ah.

El Pecado De Ser MujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora