Anexo

1.4K 147 7
                                    

Me siento sobre la cama y coloco una mano sobre mi frente, procesando todo lo que había ocurrido tan solo hace unas horas.

No es mi culpa que Neón esté comportándose de manera sanguinaria, él es así. Siempre lo fue.

Estaba matando uno por uno, a todo aquel que tenga vínculos -ya sea de sangre- con Milos, no perdonaba, ni a sus abuelos o primos, niños o ancianas, nadie estaba excluido de su venganza.

Varios han tratado de escapar y son pocos los que han ayudado, pues todos tenían miedo de Neón.

Porque él siempre los encuentra.

Por lo que yo, en incertidumbre por mi futuro, me pregunto ¿Que soy ahora?

¿Una mujer secuestrada, divorciada o quizás viuda?

Miro mi única mano, no atentaria nuevamente contra mi cuerpo, yo ya no reconocía a este hombre, no puedo decir, que él no me tocará.

Miro a través de la ventana, en la lejanía, varios cuerpos tirados al suelo, los buitres saboreando de aquel regalo, mientras Neón, sentado a unos metros, miraba con una sonrisa triunfadora.

Él ha ganado.

El Pecado De Ser MujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora