Capítulo 8

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Han pasado siete días desde que Rin murió. Su muerte llevó una parte de mi corazón, la cual pertenecía a mi amiga de la infancia.

Hace cuatro días fue su entierro, fueron seis días de luto la cual lo cumplí. A causa de la muerte de Rin y para cumplir los días de luto, mi padre ha pasado para esta noche el encuentro con Zigor. Y yo se lo agradezco.

Ahora; con el permiso de mi hermano, la cual lo escribió y firmó en un papel que podía ir al bosque, por si un guardia me lo pida, estoy yendo al lugar donde Rin deseaba que enterrara el vestido de su hermana.

El bosque se encuentra completamente silencioso, solo se escuchan mis pisadas sobre las hojas y el canto de las aves. El viento, se encuentra armonioso soplando suavemente, haciendo que cierre los ojos unos momentos y respire profundamente el aire puro del bosque.

Trayendo consigo recuerdos que deseo olvidar.

Me detengo abruptamente y de reojo, miro mi costado.

—¿Qué quieres?

Neón se aleja del árbol donde se encontraba oculto, acercándose a mi. Está vestido completamente de negro, y como siempre, con su espada en la cintura.

—Me he enterado, de la muerte de tu mejor amiga —habla caminando alrededor mío observandome.

—¿Y?

—Mis condolencias, pequeña Eider.

—¿De esta manera me la darás? ¿Sonriendo? Pues no la necesito y menos la tuya. Vete ya —murmuro lo último.

Se coloca detrás mío, apegando su cuerpo a mi espalda, suelta una carcajada haciendo que sienta el vibrar de su cuerpo, escuchada en todo el bosque como un eco. Coloca sus manos en mis brazos acariciandolas.

—¿Sabes cuánto he buscado la oportunidad de estar a solas contigo? No me gusta que corras de mí —habla a susurros en mi oído.

—Aléjate de mí.

Él apega aún más su cuerpo, colocando sus manos en mi abdomen, abrazandome y escondiendo su cabeza en mi cuello.

—Nos casaremos, tendremos muchos hijos y nunca te separaras de mi —besa mi cuello y yo coloco mis manos sobre las suyas tratando de apartarlas sin éxito.

Suspirando, coloco mis brazos a los costados y miro el cielo, mientras él continúa dando besos en mi cuello y acariciando mi abdomen.

—¿Sabes que lo que estas haciendo está mal? Puedo ser castigada por esto.

—Me importa una mierda las reglas, además nadie dirá nada, sabiendo que es conmigo con quien estás.

Me quedo callada dándole la razón de esa forma, siempre me he estado salvando de los castigos, muchas veces gracias a él.

—Realmente necesito que me sueltes Neón, necesito enterrar algo.

Él me suelta lentamente, dejando un beso sonoro en mi cuello. Comienzo a caminar siendo seguida por Neón.

Al pasar los minutos, en todo momento siento su mirada, incomodandome, haciendo que quiera correr y perderme de él, no hablamos y realmente no tengo ganas de pelear, no tengo ganas de nada.

Llego al hermoso lugar donde se encuentran abundante flores, de diferentes colores, es uno de los lugares más hermosos del bosque, pero casi nunca vengo aquí, ya que mi lugar preferido se encuentra del otro lado.

—Hazme el favor de no seguirme desde aquí —hablo sin detener mis pasos.

Neón, haciéndome caso, se sienta en una roca, mirando atento mis movimientos.

Me coloco de rodillas, en medio del pequeño campo de flores, con mis manos cabo la tierra para luego enterrar el vestido. Mis lágrimas comienzan a salir sin contenerme mientras sigo enterrando, sin importarme que Neón esté viéndome, sozollo silenciosamente, sintiendo un dolor profundo en mi corazón.

Paso llorando durante largos minutos y con un último suspiro, detengo mi llanto diciéndome a mí misma que con este entierro, también entierro este capítulo de mi vida, no las olvidaré a las dos, pero si sigo deprimiendome, no lograré avanzar nunca.

Me levanto tratando de limpiar mis lágrimas pero no lo hago al ver mis manos llena de tierra.

Camino hacia Neón y él se levanta al colocarme yo frente suyo, limpia mi rostro con sus manos, cerrando mis ojos por un momento al sentir su suave caricia, quita una pequeña tela del bolsillo de su pantalón y agarra mis manos limpiandola, yo sólo me dedico a observar sus manos sobre la mía.

—Ya debo de irme —hablo mirándolo.

—Quédate un poco más —responde colocándose nuevamente detrás mío y abrazandome.

—¿Sabes que esta noche es mi encuentro con tu hermano?

Él se tensa.

—Lo sé. No te preocupes por mi hermano, él está en mis manos.

—¿Qué harás?

—Eso lo sabrás luego, primero debo de matar a mi esposa.

—¿Para qué te casas con ella si la terminarás matandola? Es la quinta que matarás y ninguna te dura más de un mes ¿También piensas hacerlo conmigo?

Él pega suavemente mi abdomen con su mano.

—No seas tonta. Nunca amé a ninguna mujer con quién me casé. Solo las tengo para complacerme mientras te espero a ti.

—Me decepcionas ¿Sabes? Sueltame, ya debo de irme.

Él me gira bruscamente.

—¿Por qué te decepciono? ¿Sabes cuanto sufro esperándote? ¡Para luego ver que el imbécil de mi hermano se haya fijado en ti! —habla alzando la voz.

—¿Cuánto sufres dices? ¡Solo piensas en ti! ¿Piensas que a mi me hace muy feliz el que tu hermano se haya fijado en mi?

—¡Pero sí te pone felíz el que Rafael lo haga, corres de mi para ir a sus brazos! Me frustra, me siento jodidamente frustrado el que no me mires a mi —Siento su respiración comenzar a acelerarse y lentamente comienzo a destroceder temerosa a que se descontrole.

—Solo.... ya no me busques —hablo en un susurro.

Dándole la espalda, camino alejandome de él y ladeando la cabeza, lo observo mantenerse inmóvil.

—Estás loco.

¿Neón, Zigor O Rafael?

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¿Neón, Zigor O Rafael?

El Pecado De Ser MujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora