Anexo--Final.

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Siete Años Después.

-¡Alza tus brazitos Nerea!- Habla él inclinandose ante mi hija mientras ella sonriente, las alza obediente.

Él comienza a pasar su vestido por arriba de su cuerpo, teniendo cuidado al pasar por sus brazitos y hacia su pequeña cabeza, mi hija coloca sus manos sobre los hombros de él cuando comienzan a colocarle sus zapatitos.

-Creo que deberías de dejar de mimarla tanto, nuestra hija está muy gorda ¿Sabes?

-¡No me digas así!- Grita mi hija soltándose de él y acercándose a mi.

-Ella no está gorda, yo era exactamente igual a ella cuando tenía su edad y con el tiempo fui bajando de peso- Mi hija se abraza a mis piernas mientras sonríe.

-Está gorda- Vuelve a repetir.


-No está gorda y aún así sigue siendo linda- Trato de caminar y ella se aferra aún más a mis piernas- Ya es hora de comer, Nerea, o llegarás tarde a la escuela.

-¿Puedo quedarme?- Murmura con una sonrisa tratando de convencerme.

-No, irás y punto.

Comienza a patalear y yo la ignoro soltandome de ella y comenzando a preparar la mesa.

Trato de apaciguar mi enojo, después de todo ella aún es pequeña y no sabe la suerte que tiene de poder estudiar.

Después de cuatro años, muchas luchas y reclamos, por fin el actual señor, logró que las mujeres tengan el mismo derecho que la del hombre de estudiar, gracias a la sabiduría del señor y su capacidad de convencimiento por fin pudo lograr un derecho que de por sí, deberíamos de tener desde hace años.

Lastimosamente para mi ya no hubo tiempo, no tengo la oportunidad de estudiar como mi hija, mi capacidad de escribir y leer son muy básicos, desde que soy madre la responsabilidad en mis hombros han estado muy cargadas.

Han cambiado muchas cosas en mi vida y en la sociedad de este país.

Papá ha muerto, lo ha hecho hace cinco años atrás, a causa de mi hermano.

Nunca volvimos a saber de él y papá jamás volvió a ser el mismo desde su partida, murió por depresión.

Me quede completamente sola cuando murió, he despedido a la esclava de papá para que vaya junto con otra familia quien la pueda dar mejor vida ya que en la casa de mi padre era imposible, no teníamos casi ningún ingreso y tenerla a mi lado solo haría que ella se hunda junto conmigo.

Me sentí verdaderamente mal al separarla de mi pero no podía mantenerla, tenía una hija que alimentar y el dinero que mi padre había dejado no duraría ni un año completo y tampoco podía trabajar ya que una mujer como yo no podía hacerlo abandonando a su hija.

Y también sabía perfectamente de que si no tenía a un hombre a mi lado no podría sobrevivir sola y justo cuando pensaba buscar a un hombre que pueda mantenerme y dar una buena vida a mi hija, volvió él.

Milos.

Nuevamente había desaparecido pero esta vez lo hizo por casi dos años.

El Pecado De Ser MujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora