Capítulo 38

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Decidida, extiendo mi mano hacia la suya.

La sonrisa de Milos se agranda al ver mi accionar pero cuando intenta tomarla, pego su mano bruscamente haciendo que vuelva al costado de su cuerpo y que yo quede con la mano extendida.

-No puedo aceptar tu oferta- Tomo el celular de mi bolsillo, la cual simboliza una "unión" entre nosotros, la extiendo tratando de que él lo tome.

-¿Qué es lo que te pasa?- Habla sorprendido y toma mi mano tratando de persuadirme- ¿No te das cuenta de lo loca que estas al negarme?

-Desde hace meses que lo estoy- Alzo mi brazo sosteniendo el celular en mi mano- Estuve loca por haber persuadido a Rafael que se casara conmigo aún sabiendo que los ojos de Neón estaban en mi- Presiono el celular  volviendo mis nudillos en blanquecino- Estuve loca al alegrarme por la muerte de Zigor- Lo miro determinante- Pero no estaré loca como para matar a mi propio hijo- Tiro su celular al suelo haciendo que a causa de la brusquedad rompa por completo la pantalla.

-Estoy tan cansada de los hombres que siguen doctrinas estúpidas hasta la muerte- Lo miro angustiada- Has sido la mayor decepción de mi vida.

-¿Sabes que estás perdiendo la última esperanza que tienes?- Habla lentamente- Puedo ir y tomar a otra mujer mientras tú te mantendras con un hombre que no hará mas que causarte aflicción en tu vida.

-¿No sería lo mismo contigo?

-No- Niega seguro- Yo no sería capaz de lastimarte.

-Pero si harás que aborte- Destrocedo, decidida en no seguirlo.

-¿Y eso qué? Lo único que te pido es eso- Extiende sus manos- No hay nadie más que yo quien te ayude en esto, no soy estúpido, sé que está mal lo que te pido pero yo no sería capaz de aceptar un bebé que no es mío.

-Una mujer siempre es sacrificada en la vida y yo no seré de las cobardes- Le doy la espalda y ladeo un poco mi cabeza observandolo- Y puedo decirte con absoluta sinceridad.
Eres el hombre más cobarde que he conocido.

-Oh ¡Vamos Eider! Luego te arrepentirás de esto- Lo ignoro y camino observando de reojo al guardia quien en todo momento se mantuvo en silencio observandonos- Sabes que soy mucho mejor que él, Eider.

-Llévame al Palacio y mantén tu silencio en lo ocurrido- Hablo al guardia y él sólo asiente- Trata de que el señor no se entere de esto, si lo hace, ni tú ni yo tendremos un final felíz.

Él se coloca frente mio y comienza a caminar mientras yo lo sigo en silencio.

Nos alejamos de Milos, ya no vuelvo a escuchar su voz llamandome, demostrando su rendición con su silencio.

Con mi negatividad y su silencio, tomamos caminos distintos, evitando el sentimiento de arrepentimiento en mi alma.

Al ver nuevamente el palacio, mis piernas se vuelven pesadas, mi cuerpo niega en querer volver.

Pero al mirar mi panza, mi corazón sabe que es lo correcto.

El Pecado De Ser MujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora