Capítulo 43

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"La vida de tu hija o de las esclavas".

Escucharlo decir esas palabras hizo que me quedara sin aliento.

¿Por qué es que siempre me hace tomar decisiones tan difíciles? ¿Por qué mi hija no nació sin complicaciones y terminar de esa manera feliz?

Lo único que puedo hacer es mantenerme en silencio, debatiendome en porqué Dios permite estas desgracias en mi vida.

Y yo sé, que siempre es a Dios a quién se le hecha la culpa en las desgracias, yo sé que también eso está mal, sé que en estos momentos debo de tener fe y ser fuerte.

Pero no puedo.

-¿No me responderas?- Pregunta Neón mirándome cada vez más enojado- ¿Por qué carajos te quedas callada?

Sigo sin responder.

-¿Tanto te cuesta responderme?- Se acerca a mi y me toma bruscamente del mentón haciendo que lo mire directo a los ojos, mi bebé cada vez comienza a llorar más fuerte al ser presionado por el cuerpo de Neón- ¡Vamos! Dime que eliges la vida de tu hija y mata a las esclavas.

-No quiero elegir- Murmuro.

-Si no lo haces tanto el bebé como las esclavas morirán- Habla lentamente- No quieres que pase eso ¿No?

-Solo quiero ser libre de ti- Hablo tomando la mano que sostiene mi mentón- Ni siquiera quería tener un hijo, solo tengo 18 años, ni siquiera estoy preparada para ser mamá y ahora que ya lo soy, no puedo simplemente ignorarlo.

-¿Quieres ser libre dices?- Suelta mi mentón y estira su mano tomando mi cabello- Lo único que deseas, es eso ¿Verdad?

-¿Qué más puedo pedir en la vida que eso?

Estiro mi mano tratando de agarrar a mi bebé pero él, sin darme tiempo a reaccionar, estira fuertemente mi cabello haciendo que caiga al suelo.

-Libertad- Canturrea, arrastrandome por el suelo, mientras yo tomo la sábana de la cama y trato de no ser llevada- Todo es libertad lo que deseas.

Camina llevandome consigo del cabello, sin fuerzas a luchar, dejo mis brazos a los costados y observo mis piernas estiradas a cada lado llena de manchas de sangre.

Baja lentamente por las escaleras sin siquiera importarle el que mi espalda termine lastimada, todo bajo la atenta mirada horrorizada de las esclavas quienes no estuvieron conmigo en el parto, incluso los guardias no pueden ignorarlo y miran atentos lo que ocurre.

Ordena a los guardias abrir la puerta del Palacio y continúa  llevandome.

-Te daré la libertad que tanto deseas- Escupe enojado- Agonizaras en la calle y te arrastraras rogandome a que vuelvas al palacio- Me suelta tirandome en medio de la calle y yo mantengo la cabeza gacha- Todo porque no puedes ser una puta sumisa con tu esposo.

Neón se mantiene parado, no sé si porque espera a que lo ruegue o simplemente porque disfruta verme de esta manera.

Todas las personas que pasan a nuestro alrededor, nos observan sin disimulo alguno y a causa de la vergüenza, mantengo mi cabeza gacha mientras Neón se mantiene mirándome con superioridad.

-¿No dirás nada?

-Dame a mi bebé.

Estiro mi mano manteniendome así por unos segundos y para sorpresa mía, la coloca en mi regazo.

-Te desesperaras al notar que tu bebé morirá en la calle- Murmura dándome la espalda- Por lo menos, sé que te arrastraras más rápido a mi así.

Escucho sus pasos alejándose, mientras yo, con mi vestido, envuelvo a mi bebé y parpadeo repetidamente tratando de mantenerme consciente.

Lo único que puede oírse en el lugar, son los pasos de las personas pasando e ignorandome y el llanto del bebé.

Pasan los minutos así y por momentos, puedo notar que algunas mujeres tratan de acercarse a mi pero son tomadas por sus esposos y arrastradas lejos de mi.

Mi cuerpo cada vez más reclama mi estado, poco a poco mi cabeza se recuesta al suelo y mis ojos se cierran.

Lo último que puedo ver, es la figura de un hombre acercándose a mi y tomandome entre sus brazos.

El Pecado De Ser MujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora