Capítulo 5

15K 1.2K 193
                                    

—¿Quieres lo de siempre, Neón? —pregunto de manera seria mirandolo directamente a los ojos, cuando estamos a solas, es normal que lo haga.

Solo con él. Su sonrisa se agranda.

—Si, pero también necesito que afiles mi espada, como solo tú sabes hacerlo.

Extiendo mis manos para tomarla y él, en vez de pasarme la espada, toma mis manos acercandome a su cuerpo, haciendo que nuestros rostros queden cerca. Frunzo mi ceño, formando una mueca de desagrado con los labios.

—¿No me haz extrañado?

—¿Qué crees?

Suelta una de mis manos y acaricia mi rostro.

—Mataré a mi hermano.

Mi cuerpo se tensa al escucharlo, Neón me mira de una manera tan seria y profunda, haciendo que nuevamente comience a sentir ese temblor en mi cuerpo, hace años que él y yo no tenemos ningún tipo de contacto más que la mirada, mucho más, porque huyo de él.

Es la única manera en la que me puedo alejar de él.

—Prefiero casarme con él que contigo —hablo de una forma retadora, tratando de que no sienta la contrariedad que demuestra mi cuerpo, Neón presiona mi rostro y coloca su otra mano en mi cintura.

—Pues comienza a rezar mi pequeña Eider, todos estos años esperando tu mayoría de edad no serán en vano —habla con rabia y frunciendo su ceño —No dejaré que el imbécil de mi hermano te tenga.

Si se deshace de Zigor será bueno para mi, sin que se dé cuenta, Rafael me tomará como su esposa, prefiero que esté enfocado en su hermano y no en Rafael.

Neón, pareciendo leer mis pensamientos, sonríe mostrando los dientes.

—¿Crees que me he olvidado de Rafael? Ese desnutrido no te tocará un pelo.

Ahora soy yo la que sonríe.

—¿Y quién dice que no me ha tocado ya?

Deja de sonreír para pasar su mano de mi rostro a mi cabello, apretandola fuertemente, haciendo que haga una mueca de dolor.

—Si me llego a enterar de que él te ha quitado tu pureza, haré de tu vida un infierno —aprieta mucho más fuerte su agarre haciendo que ponga mis manos sobre la suya tratando de que me suelte —Cortare tus tobillos para que nunca más vuelvas a caminar, te atare de las manos para que ni siquiera puedas suicidarte, lloraras y nadie te escuchará, suplicaras y nadie te ayudará, vivirás sólo para complacerme a mi.

Mis ojos comienzan a aguarse y mi cuerpo tiembla sin tratar ya de disimular, Neón al ver que su amenaza ha hecho efecto en mí, suelta mi pelo y agarra mi nuca haciendo que mis labios se unan a la suya de manera brusca, besandome agresivamente, obligándome a corresponderlo.

Muevo mis labios lentamente y él sigue mi ritmo al notar que seré incapaz de seguir la suya en estos momentos, trato de relajar mi cuerpo y cierro los ojos. Rezo mentalmente para que mi hermano aparezca, aunque también sé que Neón está atento por la aparición de una persona, ya que ha hecho que me gire quedando su cuerpo frente a la puerta, en la mira de cualquier movimiento. Baja su mano de mi nuca pasandola a mi cuello profundizando un poco más el beso al notar que he dejado de temblar. Dejandome llevar, lentamente coloco mis manos sobre su cuello y él al notar mi reacción me acerca aún más a él haciendo que mi pecho se presione al suyo.

Dejamos de besarnos y sin despegar nuestros labios, abro los ojos y lo observo como él a mi. Siento su aliento al él soltar un profundo suspiro, como si liberara una gran carga o como si se estuviera conteniendo de gran manera durante mucho tiempo, ablandando su mirada en el momento.

Trato de comprender qué es lo que piensa, porque ésta extraña "obsesión" a mi, pero él siempre ha sido alguien ininteligible. 

Nos mantenemos así unos segundos hasta que escuchamos unos pasos acercándose y separandonos, doy la vuelta agarrando el afilador mientras él va en busca de su espada, esa que tanto adora. Mi hermano entra, primero mirándome a mi y luego pasando su mirada a Neón, sorprendiendose, ya que de seguro no ha pensado de que él haya aparecido justo cuando me ha dejado sola.

—¡Neón! ¿Cómo estas?

—Bien —responde sin mirarlo, la arrogancia en él es tan grande que ni siquiera se digna a contestarlo de buena manera.

Tomo la espada de Neón, sin que los dos nos observemos.

Mi hermano, un poco incómodo, vuelve a hablar.

—¿Quieres algún arma en especial?

Neón se acerca al estante donde se encuentran varios modelos.

—Esa —apunta el arma y Enrique va en busca, se lo entrega y Neón comienza a acariciarla.

—Amo tanto esta arma, ah, pero no mucho más que mi espada —lo mira de una manera tan especial, que hasta pienso que se casaría con ella.

Sonrío disimuladamente y Neón me observa de reojo. Dejo de sonreír al darme cuenta que este chiste no es para reír al saber que dentro de poco me casaré.

Termino de afilarla extrañada, ya que su espada está en perfecto estado cuando me lo entregó y también porque Neón no deja a que cualquiera toque su espada, mucho más a una mujer. Se la entrego y tomo nuevamente las pequeñas cuchillas para limpiarlas.

Enrique comienza a cobrar a Neón, haciendo los cálculos, yo me mantengo callada observandolos de reojo, notando que Neón también me observa.

—Gracias por la compra, Neón —habla mi hermano.

Él no responde, envaina su espada para colocarla en su cintura y agarra el arma.

—Por cierto ¿Eres gay?

Tanto mi hermano y yo lo miramos sorprendidos. Enrique dudando, contesta.

—No.

Lo observo dudosa, él jamás ha demostrado sentirse atraído hacia alguna mujer y aún siendo mayor, no ha demostrado preocupación alguna para conseguir una esposa.... ¿No será que lo es?

—Ah...

Neon me observa una última vez y se da la vuelta saliendo del lugar.

El Pecado De Ser MujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora