Capítulo 16

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-¡Sueltala!- Grita Rafael sacando una pistola de su bolsillo y apuntandolo.

Neón con celeridad, me empuja alejándome de él, para luego desenvainar su espada.

Quedo pasmada, observando a ambos con los brazos a los costados. Estaba segura que Rafael disparia a Neón para dar fin a esta tormentosa relación, él era el mejor de los soldados, confíe en que Neón no podria compararse.

Pero la presteza de Neón, ganó.

Neón, ostentando su ligereza, baja su espada al brazo de Rafael, abro los labios espantada al ver hundirse sobre su carne, luego Neón de manera intencional, brusco, levanta su espada desprendiendo del brazo de Rafael.

Su brazo queda colgado, casi desprendiéndose, escurriendo en abundancia sangre.

Neón sacude su espada, salpicando de sangre al suelo, incluso mi rostro se empapa.

Toco mi rostro con mis manos, viéndola manchada de un rojizo oscuro.

Tanto el grito de Rafael como la mía son escuchadas en simultáneo, Rafael cae de rodillas sosteniendo su brazo y gritando de dolor.

Viendo horrorizada la escena, trato de acercarme a él siendo detenida por Neón al agarrarme del cabello y apegarme a él.

-¿Pensaste escapar con mi mujer? ¿Eh? ¿Querías verme la cara de imbécil yendote con ella?- Aún sosteniendome del cabello se acerca a Rafael pateandolo en el rostro haciendo que caiga de espalda- Por lo que veo solo con amenazas no es suficiente contigo.

¿Amenazas? ¿Neón lo anduvo amenazando?

-¿Y tú?- Habla mirándome rabioso- ¿En serio pensabas en abandonarme? ¿Por qué?- Zarandea mi cabello acercandome mucho más a su rostro- Creo que primero debo de educarte, mi mujer debe de ser sumisa.

-Nunca seré tu mujer- Hablo titubeante.

Puedo notar la ira creciente en sus ojos, mucho más porque su cuerpo está completamente tenso.

Sin responderme, camina llevandome consigo. Comienzo a patalear tratando de poner mi cuerpo pesado, pero él agarrandome de la cintura me carga en su hombro fácilmente.

-Si tanto amas a Eider, será mejor que vengas a luchar por ella- Habla Neón a Rafael sin dejar de caminar.

-¡No vengas! ¡Rafael, quédate!- Grito llorando al verlo luchar tratando de levantarse- ¡Quédate, por favor! No nos sigas más- Dejo de luchar ante Neón, sintiéndome frustrada por no hacer nada.

Cierro los ojos y comienzo a llorar silenciosamente, durando así por unos minutos mientras Neón se mantiene callado.

Siento que se detiene, abro los ojos al verlo sacar una llave y colocarla en la cerradura de la puerta para abrirla.

Es la casa donde tortura a mujeres.

-Hoy será una buena noche ¿Sabes?- Habla entrando en la habitación, veo un pequeño colchón en el suelo y unas cadenas colgadas en la pared- Tengo mucha rabia que descargar, ah, no sabes cuánto- Me acuesta en el colchón tranquilamente, lo observo ya sin luchar, rindiendome ante él.

Comienza a aprisionar mis muñecas por las cadenas, dejándolas luego en el suelo, seco mi rostro de las lágrimas que no dejan de salir, esperando a que Neón haga algún movimiento.

Él se sienta en el colchón mirándome, sé que se está conteniendo, ya que su cuerpo aún se encuentra tenso.

-¿No me dirás nada?- Pregunta frío.

-¿Qué quieres que te diga?

-¿Un perdón? ¿No me pediras por lo menos un puto perdón?

-¡No tengo el porqué de pedirte!

El Pecado De Ser MujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora