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Empleada

El fin de semana había pasado muy lento para Mina, pero tremendamente rápido para Nayeon.

Y era bastante lógico, la japonesa se quedó en casa junto a su madre estudiando, durmiendo y viendo películas, mientras que la coreana ni durmió casi por quedarse las 48 horas en una gran fiesta del estilo de Proyect X.

Y eso se notaba en sus rostros.

Las grandes ojeras que cargaba Mina fueron pasadas a los ojos de Nayeon, quien había estado durmiendo desde que su cabeza tocó la mesa.

Increíblemente ningún profesor lo notó, o si lo hicieron no se molestaron en despertarla, tampoco era un secreto que a todos les caía mal la castaña.

—Nayeon —Susurró la pelirroja, pellizcando con su dedo la mejilla de la mayor, quien ni siquiera se inmutó—. Ya va a empezar la cuarta hora, ¿vas a perderla?

—¿Estás segura de que no está en coma? —Cuestionó Felix mirando a Nayeon por encima del hombro de su amiga, alzando una de sus cejas totalmente desorientado, ni siquiera parecía estar viva.

—¿Por qué no se quedó en su casa?

La puerta del aula se abrió, y por ella se asomó una estudiante de primero que se veía increíblemente perdida.

—¿Se encuentra aquí Hirai Momo?

Apenas ese nombre se introdujo por los oídos de Nayeon sus ojos se abrieron de golpe y se reincorporó en su asiento con los puños frente a su pecho, después de mirar a su alrededor su posición de pelea desapareció y soltó un suspiro.

—Maldita sea, no vuelvo a beber —Gruñó mientras masajeaba su sien con sus dedos, tenía una jaqueca increíble.

—¿Por qué viniste?

Nayeon miró a Mina dispuesta a responderle con algún comentario sarcástico, pero lo olvidó cuando se topó con las gafas que cargaba sobre el puente de su nariz.

Iba a mencionar algo al respecto, pero no tenía idea de nada que pudiera decir, por lo que simplemente se rindió.

—No quería faltar —Se encogió de hombros, estirando sus brazos por encima de su cabeza mientras dejaba salir un bostezo por sus labios—. ¿En qué hora estamos?

—Estamos en el receso para la cuarta hora —Respondió la pelirroja, riendo al ver la cara de perplejidad que le quedó a la otra.

—¡Mierda, mierda, mierda! —Refunfuñó mientras frotaba su rostro con sus manos bruscamente—. ¿Para qué vine?

—Si quieres te puedo prestar mis apuntes esta tarde.

—Es lunes, hoy no toca estudio, no jodas conmigo.

—Es lunes.

—Por eso, es lunes.

Mina frunció el ceño irritada, mirándola con obviedad y bufando al ver el rostro confundido de la otra.

—¿Qué acordamos que pasaría los lunes, Nayeon?

La mirada de la castaña subió al techo, esquivando paredes y puertas en su mente que le daban puntadas en el cráneo para encontrar el recuerdo indicado, y cuando dio con él soltó un suspiro cansado.

—Y yo que quería dormir... está bien, después de que termine esta clase nos vamos.

—¿No voy a ir a mi casa primero?

—¿Para qué?

—¿Ropa, comida, ducha?

—En mi casa hay todo eso.

Under The Blooming Roses (MINAYEON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora