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Plot twist

—Es solamente explicarle la verdad, Nayeon. No tienes por qué tener miedo, la conoces, sabes que de una forma u otra aceptará escucharte, no es como si en unos cuantos meses fuera a convertirse en una persona totalmente distinta. Eso es prácticamente imposible... ¿verdad?

Un suspiro anhelante de calma se abrió paso entre los labios de la coreana, no tenía idea de qué podría ayudarle para calmar los latidos de su corazón, pero ya había confirmado que hablar consigo misma definitivamente no lo haría.

Sus manos sudorosas se estaban absteniendo de temblar por el único hecho de que sus dedos se aferraban fuertemente al volante de su Camaro, el cual se desplazaba suavemente en dirección a la casa de la japonesa que se había adueñado por completo de su débil corazón.

La inesperada melodía que chocó con sus tímpanos le hizo pegar un brinco en su asiento antes de liberar una de sus manos para sacar su teléfono del bolsillo de su pantalón, mirando de reojo la foto de Nayeon en la pantalla antes de atender la llamada, ponerla en altavoz y lanzar su teléfono al asiento del copiloto.

—¡Casi me das un infarto, Nayeon! ¡Si muero ahora será tu culpa!

—Esas serían unas últimas palabras que definitivamente me perseguirían el resto de mi vida, muchas gracias.

—¿Qué quieres?

—Asesorarte. ¿Sabes exactamente lo que harás?

—Claro que lo sé.

—Ah, ¿sí? Te apuesto un millón de dólares a que antes de que te llamara estabas hablando sola.

—No tienes un millón de dólares.

—Pero si los tuviera ya tendría dos millones.

—Venga, ¿qué quieres?

—Saber qué le piensas decir exactamente a Mina.

—Simplemente le pediré hablar, le explicaré todo lo que pasó, por qué me fui y por qué no volví hasta ahora, me disculparé por lo que pasó la última vez, y veré que pasa.

—¿Verás que pasa? ¿En serio, Nay?

—No es como si tuviera otra opción, ¿sabes?

—Bien... solamente ten en mente que lo más probable es que no querrá ni verte, así que necesitas tener muchísima paciencia, ¿está bien?

—Sí, está bien.

—Y, por favor, necesito que prometas que si algo se sale de control, no golpearás a nadie más.

—Bien, prometido.

—Y...

—Maldita sea, ¿hay otro y?

—Te deseo mucha suerte, Nayeon.

Una sonrisa se escapó de los labios de la coreana antes de escuchar la llamada colgarse, y antes de que se diera cuenta, ya estaba estacionada frente a la casa de Mina.

Respirando hondo, se bajó del auto y caminó directamente a la puerta, contando diez segundos en su mente antes de tocar dos veces.

Diez segundos más pasaron, y ni un sólo paso se escuchó dentro de la casa.

Tocó nuevamente, otros diez segundos, y nada.

Tal vez habían salido ese día.

Antes de girarse e irse, únicamente para descartar la posibilidad, Nayeon tomó la perilla de la puerta, y sorprendentemente, en cuanto la giró la puerta se abrió.

Under The Blooming Roses (MINAYEON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora