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Busan

El ambiente se sentía cálido, brillante y húmedo, parecía ser un muy buen día para salir a la playa, si no fuera porque Im Nayeon estaba sufriendo la mayor resaca de su vida.

Ya estaba despierta desde hace un rato, pero no quería ni siquiera abrir los ojos.

A lo lejos se empezaron a escuchar las felices risas infantiles de los niños que se habían robado su corazón en esa semana, pero en ese momento lo único que le provocaron fue un punzante dolor en el costado de la cabeza.

Ya se había rendido de recordar lo que había pasado el día anterior pues simplemente intentarlo le dolía, incluso tragar la saliva acumulada en su boca era un infierno.

Y entonces la puerta se abrió, provocando un chirrido que perforó sus tímpanos como un taladro.

—¿Cómo estás? —Entre todo el dolor la dulce voz de Mina fue un alivio, no era capaz de abrir los ojos y verla, pero el simple hecho de poder sentir su presencia tenía el mismo efecto que un analgésico.

—Mal —Logró formular, encogiéndose entre las sábanas blancas por el dolor que sus propias palabras le habían causado.

—Tzuyu me dijo que las aspirinas ayudan, te traje una.

Nayeon entreabrió uno de sus ojos para localizar el vaso de agua y la aspirina que la menor sostenía con ambas manos, incorporándose como pudo para tomar los objetos y tragarse de una vez la milagrosa pastilla, rezando en su cabeza para que hiciera efecto lo más rápido posible.

—Gracias, Minari —Suspiró, acomodándose de nuevo sobre la cama en el intento de seguir durmiendo.

Pero entonces el otro extremo del colchón se hundió, y en cuestión de segundos la coreana sintió los brazos de Mina rodear su cintura junto a su cálida respiración chocar sobre su nuca.

—¿Recuerdas algo de lo que pasó ayer? —Susurró Mina en el tono más suave que pudo, apretando la camiseta de Nayeon entre sus dedos temerosa por su respuesta.

—No.

Una extraña sensación de alivio y decepción azotó a Mina, obligándola a arrimarse aún más hacia la otra en el intento de sentir su calor.

—¿Quieres saberlo?

—¿Me acosté con alguien además de ti?

—No.

—¿Me acosté contigo?

—No.

—Entonces puedo esperar.

Mina asintió, intentando disimular todas las inseguridades que se acumulaban en su cabeza por segundo.

¿De verdad le gustaba?

No era posible, estábamos hablando de Im Nayeon, eso no podía pasar ni siquiera en un cuento de hadas.

¿Pero y si era verdad? ¿Y si el alcohol expulsó todos los pensamientos que retenía con tanto esmero? ¿Y si cada una de las palabras que había dicho la noche anterior eran sinceras?

Todas esas dudas devoraban su cordura como si ésta no fuera nada, era como tragarse un plato de sopa de a sorbos y sin cubiertos, pero en esta ocasión la sopa era su juicio, y quien la bebía era Nayeon.

Pero lo que en realidad terminó teniendo esa densidad fueron todas las dudas que rondaban en su cabeza, pues con simplemente sentir a Nayeon entrelazar su mano con la suya por encima de su vientre cada una se volvió nada, simplemente eran miles de sombras siendo evaporadas por un potente rayo del sol.

Under The Blooming Roses (MINAYEON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora