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Blood rite

—Vengo a hablar con tu jefe.

El hombre alzó una ceja al recibir la demanda de la coreana, mirándole como si fuese una especie de hámster irritante. El hecho de que la chica fuera medio metro más pequeña que él ciertamente no le favorecía a ésta.

—G-Dragon no está disponible para visitas ahora mismo.

—Es un tema urgente, necesito hablar con él.

—Tendrás que esperar a que se desocupe.

—Está bien, Ralph el demoledor... te lo diré una vez más, voy a pasar ahora mismo quieras o no.

—Vuelve por donde viniste, niña.

—¿Niña? ¿Tienes una idea de quién soy yo, Clifford?

—¿Otra mocosa de las líneas bajas en busca de más dinero del que cabe en sus bolsillos?

—¡¿Líneas bajas?! ¡Primero; estoy en el tope de esta pirámide! ¡Segundo; tengo más dinero en mis bolsillos del que tú tendrías en tu cuenta bancaria en diez años! ¡Ahora déjame pasar de una vez, edificio con patas!

—¿Sabes que un berrinche no logrará que te deje entrar? Y te aviso de una vez, el aegyo lo hará aún peor.

—¡Maldita sea, eres imposible! ¡Exijo hablar con G-Dragon!

Antes de que el guardia pudiese responder algo más, la puerta detrás de él se abrió, dejando ver el semblante confundido del peliverde.

—¿Qué es todo este escándalo?

—Sólo es otra niña más, señor.

—¡Que no soy una niña, joder!

—¿Yeonnie? —Una sonrisa se formó en los labios del mayor en cuanto sus ojos conectaron con los de la coreana—. Ella no es una niña cualquiera, imbécil. Es Yeonnie, puede pasar cuando quiera. Adelante, querida.

Luciendo una sonrisa triunfal, Nayeon pasó junto al guardia hacia el despacho de G-Dragon, despidiéndose del más alto alzando su dedo corazón antes de que éste cerrara la puerta.

Como usualmente, se sentó en el extremo de la mesa de billar frente al peliverde, quien a pesar de todos los papeles que tenía entre sus manos, le prestó toda su atención por completo.

—Escuché que le moliste la cara a golpes a Bang Chan, ¿es verdad?

—Ah... sí, fue hace un par de meses.

La sonrisa en el rostro del hombre se ensanchó aún más, dejando escapar un par de risitas que amenazaban con crecer a carcajadas.

—Estaba a punto de mandar a que alguien le diese una paliza por no pagarme aún el dinero que me debe, pero te me adelantaste al parecer. Esperaré un par de semanas para darle el aviso, golpear a alguien que aún tiene un ojo morado es muy irrespetuoso.

Nayeon intentó formar una sonrisa, pero lo máximo que alcanzó fue una mueca que ciertamente confundió al mayor.

Ella no estaba nada orgullosa de lo que le había hecho a Bang Chan.

—Los ingresos de la piramide han disminuido mucho estos últimos meses, ¿sabes por qué?

—De eso quería hablarle...

El ceño del hombre se frunció completamente ante el comportamiento de la menor, no era algo usual ver a Nayeon incómoda, mucho menos nerviosa.

—¿A qué viniste exactamente, corazón?

Under The Blooming Roses (MINAYEON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora