65

95 13 1
                                    

Begin

Era increíble lo mucho que es capaz de notarse la mera ausencia.

La costumbre es algo que nos atrapa y absorbe, y cuando algo en ésta cambia, es imposible no querer que todo vuelva a ser como antes, de la forma en que pensamos que estamos bien.

Pero a veces, es imposible que las cosas vuelvan a ser como antes, y cuando te das cuenta de ello, toda tu rutina se viene abajo aunque intentes evitarlo.

Y eso era algo que Nayeon, Hyunjin y Mina habían experimentado al menos una vez, de distintas formas y con distintos choques.

Y aquí estaban nuevamente, pero esta vez realmente no tenían idea de cómo afrontarlo.

Estando allí, sentados frente a la casa que tan bien conocían, sobre el montón de césped descuidado y muerto, sus dedos acariciando las flores marchitas que se colaban entre sus dedos.

No tenían idea de cómo ver aquella construcción sin esperar que el pelinegro saliese de éste probablemente mirándoles con amargura, ni de cómo sentarse allí sin aspirar escuchar sus gritos por alguna broma que le hayan hecho, no sabían cómo aceptar que él ya no estaba ahí, y que probablemente nunca volvería a estar.

La casa que fue un hogar para todos menos para su dueño.

Aquella que parecía haber quedado hundida en su pasado, justo de la misma manera en que había pasado con Bang Chan.

Aquella que guardaba cada mueble, cuadro, y decoración, igual al día en que dejó de ser un hogar, y pasó a ser la cámara de tortura del pelinegro, aquel chico que no podía evitar revivir memorias ni de ver fantasmas del pasado, aquel que nunca dejó de recordar y que no fue capaz de dar ni un sólo paso al futuro, porque en el fondo, no quería hacerlo.

No quería despedirse del único momento en su vida donde fue realmente feliz, porque temía que si lo hacía, todo en su vida sería oscuridad, siendo ignorante al hecho de que lo único que opacaba su existencia era aquello que él veía como luz, pero que en realidad sólo era un espejismo.

Su mente ignoraba todo el dolor, teniendo la mentalidad de que aquello sólo podía hacerlo sufrir si él permitía que lo hiciera, pero su corazón se retorcía constantemente, pidiendo a gritos clemencia, odiándose por no ser capaz de dejar de amar, queriendo prenderse fuego a sí mismo por no dejar de esperar.

Y en aquellos momentos, tres corazones habían sido obligados a experimentar lo mismo, sintiéndose pútridamente culpables por permitir que todo llegase a tales extremos.

—¿Cómo creen que hubiese sido la vida de Bang Chan si nunca los hubiese conocido? —Preguntó Mina, su humanidad impidiéndole mirar algo distinto de su propio hogar por el miedo de sentir todo el resto totalmente extraño.

—Se habría suicidado en la habitación de sus padres —Respondió Nayeon, su voz sonaba tan carente de vida como su alma se sentía—. Me lo dijo una vez, cuando conseguí una bala en uno de sus cajones que tenía escrito begin con marcador.

La japonesa suspiró al sentir una dolor agudo atravesar su pecho.

—¿Cómo crees que habrían sido sus vidas si nunca hubiesen conocido a Bang Chan?

—Me habría cortado la yugular con un pedazo de vidrio seguramente —Contestó Hyunjin, mirando luego a la castaña junto a ella esperando su respuesta, su semblante expresando curiosidad al verla dudar tanto.

—No puedo pensar en nada además de haberme lanzado de un puente... era la forma en que tenía pensado suicidarme si las cosas no mejoraban.

—¿Qué habría sido de tu vida si todos nosotros nos hubiésemos suicidado, Mina?

Under The Blooming Roses (MINAYEON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora