15

181 25 1
                                    

Relleno de avellanas

Los vitoreos seguían llegando a los oídos de Mina, algunos molestos, otros felices, y otros simplemente eran gritos sin más. Habían pasado ya unas cuatro horas tal vez, pero ella esperaba pacientemente en el sofá por su acompañante, su madre le había enseñado a ser paciente desde hace mucho.

Pero el tan esperado momento de ver la puerta frente a ella abrirse de par en par perdió toda la magia en cuanto ésta efectivamente se abrió.

Apareció Im Nayeon frente a sus ojos y se levantó para recibirla.

Pero no era la chica a la que conocía.

Ni siquiera notó su presencia, pero Mina alcanzó a ver su mirada. Era distinta, tenía un aire desquiciado y vengativo que produjo escalofríos en todo su cuerpo.

Sus manos y ropas habían sido salpicadas por pequeñas gotas carmesíes, líquido que la japonesa no tardó nada en deducir que era sangre.

Los dos chicos tras ella estaban peor inclusive, tanto que ni siquiera podía mirar el cabello totalmente rojo del que antes era rubio.

Los tres se pararon frente al gran espejo de pared, y sin más comenzaron a reír.

—Te volviste loco allá afuera, Hyun —Comentó la castaña, el nombrado peinó su cabello con su mano mientras echaba su cabeza hacia atrás de una jalada.

—Se lo debió haber pensado antes de hacerse el hombrecito.

—¿Nayeon?

El corazón de la coreana se detuvo, había olvidado completamente que ella estaba ahí. Se giró rápidamente hacia ella con gran rapidez, y sintió pánico en cuanto conectó con los ojos bañados en pavor de la otra, ni siquiera parecía que la reconociese.

—Mina... tranquila, esto no es lo que parece, yo no...

Nayeon levantó ligeramente sus manos para enseñarle que no tenía nada en ellas y dio un paso hacia su cuerpo, pero ella retrocedió.

Aquella acción fue una flecha en el pecho para la mayor.

—Déjame explicarte, Minari...

—Esa sangre no es tuya, ¿o sí? ¿Asesinaste a alguien? ¿Eres una asesina?

—¡No! Claro que no.

—¿Entonces qué hiciste?

—Lo que tenía que hacer —Cortó Bang Chan, dándole a la castaña una toalla blanca, la cual se manchó de rojo a penas la chica comenzó a limpiarse las manos con ella.

—¡¿Qué es esto?! —Chilló la pelirroja exasperada, alzando sus manos para señalar las paredes que la encerraban.

—Te explicaré todo, solamente cálmate un poco.

—¡Hazlo rápido antes de que llame a la policía!
Nayeon soltó un suspiro agotado mientras se dejaba caer en el sofá, señalando el lugar a su lado para que la menor se sentara, pero ella no lo hizo.

—Somos una pandilla.

—No me digas —Gruñó Mina. La mayor pasó sus manos ya limpias por su cara terriblemente frustrada.

—Nos llaman NCH, es un pésimo nombre pero ya nos conocen así.

—¿Qué es esto? —Cuestionó, sosteniendo con su mano el dije del collar que cargaba en su cuello.

—Hay tres subdivisiones: Conejos, Serpientes y Osos, nosotros somos jefes de cada facción. Se diferencian por colores, el mío son los conejos azules el de Chris son las Serpientes verdes y el de Hyun los osos rojos. El collar que te di diferencia a los Conejos seniors, sin él no podrías ni siquiera entrar.

Under The Blooming Roses (MINAYEON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora