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Tic Toc

Sus ojos se abrieron de golpe, su mirada analizando con desespero su entorno, su corazón latiendo ferozmente hasta que sus ojos encontraron los mechones rojos que tanto buscaba sobre sí misma.

Mina dormía plácidamente sobre su pecho, sus brazos y piernas abrazando su cuerpo dando la sensación de que se aseguraba de que no fuese a ninguna parte.

Llevando una mano a su frente dejó ir un suspiro lleno de profundo alivio, realmente había pensado que todo había sido un sueño.

Sin siquiera darse cuenta una gran sonrisa iluminó su rostro, realmente estaba allí, y todo había pasado de verdad.

Estiró su mano hasta la mesita de noche donde la japonesa siempre dejaba su reloj digital, tomando éste para ver en él los números 16:33 brillar.

No había tomado una siesta tan duradera en años.

Volvió a soltar un suspiro conforme levantaba sus brazos al aire, estirando lo mejor posible su cuerpo sin despertar a la menor.

¿Dónde estaba su teléfono?

Con cuidado tanteó los bolsillos de su pantalón hasta dar con el aparato, tomando éste entre sus manos para revisar su bandeja de entrada, frunciendo el ceño al ver un mensaje de Bang Chan encabezar la lista.

Chris:
Tengo una solución para que te dejen en paz, Nayeon.
Pero no te gustará.

—¿En serio no puedo pasar ni cinco minutos sin que aparezca otro problema? —Murmuró antes de volver a guardar su celular en su bolsillo, tomando los brazos de Mina para desenredarlos con suavidad de su cintura.

Tomó la cara de la otra entre sus manos y dejó un corto beso sobre sus labios, logrando con ello que la tierna bebita frente a ella entreabriera sus adormilados ojos.

—Amor, iré a casa de Bang Chan un momento, ¿está bien?

—No tardes —Balbuceó antes de darse media vuelta y volver a dormir.

Al verse totalmente libre al fin Nayeon se levantó de la cama y salió de la habitación, bajando las escaleras para dirigirse directamente a casa de su amigo, pero en cuanto dio un paso sobre el suelo de madera unos ojos bastante conocidos la encontraron.

—¿Nayeon? —La coreana se giró enseguida, sonriendo de oreja a oreja al encontrar a la madre de Mina sosteniendo un pequeño trozo de tela y un marco de fotos, parecía estar limpiando pero se veía severamente sorprendida—. ¿Desde cuándo estás aquí?

—Ah... unas cinco horas... Mina y yo nos quedamos dormidas.

De inmediato la mujer dejó los objetos entre sus manos sobre el estante a su lado, caminando hacia la chica para abrazarla con fuerza, riendo junto a ella al notar cómo ésta no tenía idea de cómo devolverle el abrazo adecuadamente.

—Cuando Mina me contó que terminaron en serio me puse triste —Susurró luego de separarse de ella, sosteniendo aún sus manos para acariciar con sus dedos su delicada piel—. Y cuando me contó lo que había pasado en serio tenía ganas de asesinarte.

—Uh... eso fue...

—Pero entonces pasó el tiempo, y Sharon no salía de su habitación, la casa volvió a sentirse solitaria y triste, y al igual que Mina comencé a extrañarte muchísimo, dejaste un vacío tan grande en este hogar que pensé que jamás podría llenarse otra vez, pero mírate, volviste, aunque más delgada que antes, ¿estás comiendo bien?

—Sí, lo estoy haciendo —Sonrió dulcemente, riendo ante la mirada desconfiada de la mujer.

—¿Segura? Debiste avisar antes de venir, habría preparado una buena comida para ti.

Under The Blooming Roses (MINAYEON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora