Capitulo 4, "La muñeca"

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Después de dos minutos andando, llegamos a la dirección que el hombre nos había indicado. Era una antigua calle donde llegaba poco la luz. Las paredes de alrededor estaban hechas de ladrillos un tanto mohosos por la humedad. Había varios graffitis, unas pequeñas farolas que no estaban encendidas ya que había luz del sol y al fondo había unos contenedores muy mal cuidados. No tenía pinta de que pasase el camión de la basura.

Nos acercamos un poco más a dichos contenedores y nuestra expresión cambio al ver algo un tanto tenebroso. Vimos una muñeca la cual le faltaba un ojo, tenía los labios mal pintados, el pelo con mechas rosas, llevaba un viejo vestido con unos cuantos agujeros y un collar con una cruz. Parecía que había sido torturada por una niña pequeña. La verdad que nos perturbó bastante.

- Pobre muñeca, se habrá confundido de salón de belleza. - bromeo Lina.

- Sí, yo creo que se ha perdido por no poder usar el GPS - le seguí la broma - Yo creo que está un poco miope -

- jajajaja - nos reímos las dos al unísono con nuestras tonterías.

Nuestras risas se acabaron al escuchar un claxon, ya que nos asustamos tanto que nos giramos en un instante. El conductor de nuestra limusina ya nos estaba esperando.

Nos acercamos vergonzosamente a él ya que había escuchado nuestras tonterías. El hombre pareció no importarle y nos dio la bienvenida con una sonrisa de oreja a oreja.

- Pasar y poneros cómodas, no será un viaje corto - nos dijo el hombre.

Seguimos sus órdenes y nos sentamos en unos amplios asientos de cuero negro, con posavasos en los brazos, una mesita desplegable, una manta de pelo y calefacción en la parte inferior ¡En el respaldo tenía una máquina de masaje! Estábamos flipando en colores.

Nos acomodamos ya que seria un viaje de cuatro horas y media aún que en este pedazo de coche se pasaría fácilmente como si fuese media hora. Jamás pensaríamos que pasaríamos de perder un tren, ¡a ir al aeropuerto en limusina!

Empezamos haciéndonos fotos, grabando vídeos, hablando con amigos, poniendo música... pero después de casi una hora, como no habíamos dormido muy bien, no pudimos evitar echarnos una cabezadita.

Después de cuarenta y cinco minutos, me desperté. Ya llevábamos como una hora y media de viaje. Más o menos.
Al despertarme, mis ojos no creían lo que veían. Era la misma muñeca que habíamos visto antes en el contenedor de basura, solo que esta estaba más cuidada. Estaba en perfecto estado salvo su ojo izquierdo, que le seguía faltando. Aún que esta estuviese en mejor estado, seguía teniendo un aspecto tenebroso.

Desperté a Lina para contárselo, y tuvo la misma reacción que yo.

- ¿Cómo? No entiendo nada. - Me dijo Lina.

- Ya, si yo tampoco. - Le respondí.

- Vamos a resolver nuestra duda - me dijo Lina.

- Lina no, Lina no. - de dije yo, porque sabía que su intención era preguntárselo al hombre y podría ser arriesgado.

- Que si tonti, que no va a pasar nada - Me intentó convencer Lina.

- Madre mía... - le dije sin muchas esperanzas.

- Perdone señor, una cosa, bueno, primero, ¿cuál es tu nombre? - le dijo Lina.

- Me llamo Luis, ¿cuál es el problema? - le respondió el hombre.

- Queríamos hacerle una pregunta. Verá, tenemos mucha curiosidad por saber el origen o el motivo de esa muñeca que llevas en la parte trasera. Ya que nos parece... emmm... curioso. - le pregunto Lina.

Dijo curioso aún que todos sabíamos que se refería a otra palabra, no queríamos arriesgarnos por si tenía algún valor sentimental.

- ¿Manuelita?

- jajaja

(En mi mente: Oh no, oh no no no. La acababa de liar con esa pequeña carcajada que se me escapo.)

- ¿te ríes del nombre?

- Eh, sí, bueno, no, emmm... es que... - respondí nerviosa pero fui interrumpida por el hombre.

- No te preocupes, a mi tampoco me gusta, se lo puso mi hermana, bueno, melliza, cuando teníamos unos cinco o seis años. Mi abuela nos regalo una a cada uno. A mi no me gustaba, me parecían más divertidas las cosas como los balones, o los coches pero ahora le tengo un gran aprecio, ya que tuve unos momentos muy felices con mi hermana cuando jugábamos con ella. Ahora no se nada de ella, y la llevo ahí para acordarme.

- Puedo preguntar ¿qué le paso a tu hermana? - me anime a decir yo.

- Pues bueno, mi hermana, era un gran fan del Barça, más bien de Xavi, y como por esa época teníamos problemas económicos y ella soñaba con ir a un partido y conocerle, como mis padres no pudieron pagarlo porque era bastante caro, tuvieron una discurso, se enfado y se escapó de casa. No sabemos nada de ella. Tenía más o menos unos quince o dieciséis años.

Lina y yo nos quedamos en silencio al escuchar sus palabras. No sabíamos como reaccionar. ¿Le habría pasado algo a su hermana? ¿Nos pasaría lo mismo a nosotras? ¿Sería mejor volver a casa y olvidarnos de nuestro sueño? Lina y yo estábamos pensando lo mismo.

- Madre mía - respondió Lina para disimular un poco nuestra reacción.

Menos mal que tenía a Lina en un momento como este porque sino yo no hubiese podido responder.

- Una cosa, Luis - dijo Lina.

(En mi mente: Oh no Lina, no digas nada de nuestra plan, Lina no)

- ¿Hay algún problema? - le respondió luis.

- ¿Podrías subir un segundo la ventana de la parte de atrás? Es que queremos escuchar música mientras cantamos y pues... emm... no es que se nos de muy bien cantar. A si no te molestamos. - dijo Lina nerviosa.

(En mi mente: pffff, menos mal)

- Sin problema - le respondió Luis.

Luis subió la ventana insonorizada que separaba la parte delantera (donde estaba Luis) con la parte trasera (donde nos situábamos nosotras) como le había pedido Lina.

- ¡¿Y ahora que hacemos?!

Persiguiendo mi sueño // Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora