11. ¿Porqué No Lo Hemos Hecho Antes?

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📅 AL DÍA SIGUIENTE

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Me asomo por la ventana de la habitación que estoy usando de despacho y cierro mis ojos maldiciendo. Charles está fuera, sin camiseta, usando solo un pantalón corto y levantando dos piedras como si fueran unas pesas. Los músculos de sus antebrazos, así como los de su abdomen están bastante marcados, haciendo que la boca se me haga agua pensando en cómo sería recorrerlos con mis dedos. Pensando y deseando.

Debería apartarme de la ventana y seguir trabajando, pero verlo así, es hipnótico. Charles está en bastante buena forma, fibroso y con una musculatura digna de envidiar. Y luego está lo atractivo que es. Tiene una cara perfecta y sus ojos verdes te atraen sin remedio. Un pequeño suspiro sale de mi garganta a la vez que muerdo mis labios aun mirándolo. Charles alza sus ojos hacia arriba, sin darme tiempo a esconderme.

- ¿Estás disfrutando de las vistas, Diana? –me pregunta con voz burlona. Ha dejado las piedras a un lado y sus brazos están en jarras haciendo que las venas se le marquen aún más. Vale, respiro porque es algo natural, pero este tío me quita el aliento lentamente. 

- Mucho –le confieso mordiendo mi labio superior- intento que me des inspiración.

- ¿Por qué no bajas y vamos a la playa? -me hace un gesto con la mano señalando hacia el mar. El hostal de mi madre tiene cerca una cala pequeña en la casi nadie se baña, solo los huéspedes. 

- Me encantaría, pero, tengo que terminar una cosa. Tal vez luego.

- Eres un puto rollo, De Luca.

Charles coge la toalla que descansa en uno de los bancos de piedra y se gira en dirección al agua. Levanta una de sus manos a modo de despedida, y cuando desaparece entre las dunas, es entonces cuando dejo la ventana.

Mi móvil vibra encima del escritorio. Miro la pantalla y es un número desconocido que me produce un pequeño escalofrío. El abogado de mi ex, lleva meses intentando ponerse en contacto conmigo, y todas las veces lo he rechazado. He cambiado de número y el cabrón parece que me localiza fácilmente. Pero, yo no tengo nada que hablar ni con él, ni con el hijo de puta de mi exmarido.

Me siento en mi silla y abro el portátil. Allí delante está el objeto que me tiene bloqueada. Me llevo las manos a la cara frustrada y decido seguir los pasos de Charles e irme con él a la playa. Dejo el ordenador y todo lo que hay en el, dirigiéndome hacia el armario, donde rebusco hasta dar con un bikini. En otro momento de mi vida, cogería el primero que tuviera a mano, pero, ahora mismo no paro hasta dar con el que quiero. Respiro aliviada y hago un pequeño gesto de triunfo al ver el traje de baño de color rojo cuya parte de abajo es un tanga brasileña. Si, lo estoy haciendo a caso hecho para provocar a Charles. 

Me cambio con rapidez y bajo las escaleras toalla en mano. Salgo por la puerta de la cocina, cerrando esta con llave. Enfilo el camino de piedras que me lleva hacia la playa, encontrándome al monegasco metido hasta la cintura en el agua.

16𝑫𝑬𝑺𝑰𝑹𝑬 (Runner 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora