Charles Leclerc. Le llaman Il predestinato. El niño bonito de Mónaco. Rico, famoso pero con un odioso destino que cumplir. Enamorarse no es una opción para él.
Diana De Luca. Un pasado marcado por la tragedia que la ha hecho desconfiar de todo llev...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
📅 MARTES 14 DE FEBRERO DE 2023
📅 UNA SEMANA DESPUÉS
Me ajusto la cremallera de la chaqueta y muevo mi cabeza de un lado a otro. Delante de mi hay un marcador cuadrado, el cual refleja una cuenta atrás. Chasqueo mi lengua para después pasarla por mi labio superior viendo pasar los segundos. Escucho pasos que se acercan con lentitud, y a los pocos segundos, aparece ella. Diana. Mi novia. Me dedica una sonrisa que juro que a veces hace que se me corte la respiración. En cuanto está frente a mi, pone sus manos en mi pecho ladeando un poco su cabeza para poder evaluarme mejor.
- No te subas tanto la cremallera que te vas a ahogar –sus manos me la bajan un poco y es entonces cuando me permito soltar el aire que contengo a causa de mi inquietud- estás nervioso, se te nota mucho.
- Así es. En unos minutos empieza el show de nuevo, Diana, y aunque estoy deseando que empiece la competición, otras cosas no me apetecen –le confieso sin dejar de mirarla. Ella curva su boca en una sonrisa, para colocar después sus manos en mi cuello. Es sentir sus dedos en la piel desnuda que mi pelo no cubre, y todo mi cuerpo se eriza a causa de su contacto.
- Como diría el tío de Peter Parker, un gran poder, conlleva una gran responsabilidad, y tú la tienes, Charles.
- Me gusta la frase, gatita –acerco mi boca a su cuello y le dejo un beso en él - por cierto, te sienta de puta madre el rojo. Creo que has hecho una de mis fantasías realidad.
- ¿Una? ¿tiene usted más, señor Leclerc? –su sonrisa burlona me hace sonreír a mi también. La agarro de la cintura acercando mi boca a la suya. La tengo a pocos centímetros y el deseo de besar esos jugosos labios se acrecientan con cada segundo que los tengo tan cerca.
- ¿Contigo? Demasiadas, aunque, la primera en mi ranking es follarte con una de mis camisetas con el 16 en la espalda.
Sin que se lo espere, mi boca arrasa con la suya, besándola con todas mis ganas. Le busco la lengua y la acaricio una y otra vez, deseando profundizar más el beso, algo que no puedo hacer pues temo que en cualquier momento alguien aparezca y nos sorprenda.
- A lo mejor si me das una panorámica más visual de tu escote, se me quitan los nervios -alzo una de mis cejas mirándola y hasta le pongo carita de perrito.
Recibo una carcajada de Diana. Mira a un lado y a otro de donde estamos, para, segundos después, bajarse la cremallera de la sudadera, lo suficiente para que pueda vislumbrar el nacimiento de sus pechos, algo que me hace relamerme los labios, sobre todo al ver que el color de su sujetador es rojo.
- Señorita De Luca, tiene usted unos pechos preciosos. Luego querré verlos de más cerca porque el color de su sujetador me está provocando que lo haga.
Diana se sube la cremallera prorrumpiendo en una carcajada. Se acerca hasta a mi dejando un beso en mi mejilla.
- Suerte. Estaré viéndote todo lo cerca que pueda.
