Charles Leclerc. Le llaman Il predestinato. El niño bonito de Mónaco. Rico, famoso pero con un odioso destino que cumplir. Enamorarse no es una opción para él.
Diana De Luca. Un pasado marcado por la tragedia que la ha hecho desconfiar de todo llev...
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📅 VIERNES 20 DE OCTUBRE DE 2023
📅 DÍAS DESPUÉS
📍 GRAN PREMIO DE ESTADOS UNIDOS
Le ajusto la gorra a Arthur en la cabeza y me pongo en pie mirándolo de un lado a otro. No puede estar más guapo con su uniforme de Ferrari, y si, con el número 16 a su espalda. Cuando lo vea Charles seguro que se desmaya de la sorpresa.
- ¿Estoy guapo, tía Di? –sus ojillos risueños me miran algo nervioso, pues es la primera vez que lo vamos a llevar a una carrera y sé que está bastante impaciente.
- Estás más que guapo, mi niño. Bueno, ahora lo importante, ¿estás listo? -Arthur toma una bocanada de aire y después de soltarla, me da una increíble sonrisa que no hace sino alterar aún más mi corazón de lo que lo quiero.
- Más que listo.
Arthur choca su puño con el mío y ambos nos agarramos de la mano. Veo a Lenna viniendo hacia nosotros móvil en mano y medio gritando, como hace siempre. Llegamos hacia la zona de los tornos y paso mi tarjeta por ella. Alzo en brazos a Arthur para que él haga lo mismo. Su nombre con su foto aparece en la pantalla causándole un gran regocijo.
- Señora Leclerc –me saludan con amabilidad, dándonos paso a ambos. Le doy las gracias al guardia de la puerta, pensando que ya es tontería pedirles que no me llamen así, porque es lo que soy, la mujer de Charles Leclerc.
- ¡Niñatos! No saben hacer nada aparte de conducir y jugar a la consola. Y a veces dudo de las capacidades de algunos –Lenna se pone a nuestra altura caminando con nosotros. Le tiende la mano a Arthur y él se la agarra sonriéndole- estás monísimo, Arthur. Por un momento pensé que trabajabas en Ferrari.
Arthur se ríe a carcajadas con lo que ella le dice. Caminamos por el paddock y los primeros flashes no tardan en aparecer. Sé que en cuanto las fotos se suban a las redes sociales, la gente empezará a preguntarse quién es Arthur, pero para eso está Lenna, quien nos ha aconsejado que no tenemos porque dar explicaciones sobre nuestra vida privada.
- Estaré pendiente por si se forma mucho revuelo con esto, Diana. Ya pensaremos lo que hacer. Ahora lo más importante es que esta lindura disfrute del circuito –me aconseja Lenna ignorando a la prensa y a la gente que pasa por aquí y nos mira a las dos. Ella no deja de ser la novia de George Russell y también tiene sus seguidores.
- ¿Tía Lenna? ¿me vas a llevar luego a comer helado? –Arthur le pone a la de Almería la misma cara que nos pone a mi y a Charles cuando quiere algo. Y si, consigue el mismo efecto en ella.
- Ricura, helado no que hace frío, pero, en nuestro hospitality hay unos gofres de escándalo -le contesta ella acariciando su mejilla para alegría de mi niño.
- Lenna, por dios, no me lo cebes –le pido haciéndole un gesto con mi mano, algo que ella ignora.
Llegamos al box de Ferrari y diviso a Charles que está en la entrada hablando con Carlos y Thalía. Como si advirtiera de nuestra presencia, gira su cabeza y al ver a Arthur se separa de ellos, viniendo hacia nosotros. Su rostro de sorpresa al verlo con la equipación de Ferrari me enternece tanto que me dan ganas de llorar.
