48. Ese Espejo

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📅 MÁS TARDE

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📅 MÁS TARDE

- Gracias, Victoria. Mañana en cuanto se despierte, me avisas y vamos a por él. Que descanséis.

Le cuelgo el teléfono a la hermana de Max y lo dejo tirado encima del sofá. Arthur se empeñó en quedarse a dormir con Victoria, pues los hijos de Johannes, el representante y primo de Max, también iban a pasar la noche en su habitación. Me alegra saber que mi pequeño ha hecho amigos en el circuito.

Me desabrocho los botones de la camisa y contemplo a Diana bajándose la cremallera del vestido. Me acerco a ella poniendo mi mano en el cierre. Ella ladea su cabeza mordiéndose su labio superior. Su mirada se fija en mi boca y curva la suya en una sensual sonrisa.

- Déjame a mi –le ruego apartándole la mano del vestido.

Mis dedos acarician la piel desnuda de su cuello. Lo lleva descubierto pues su pelo está recogido en un moño alto. Bajo muy lentamente la cremallera rozando su piel con mis dedos. Tiro del vestido hasta sentirlo que se desliza por su cuerpo y cae a sus pies.

- Suéltate el pelo, por favor.

Su lengua vuelve a mojar sus labios consiguiendo que mi erección apriete mis pantalones. Diana lleva sus manos a su cabeza y deshace el peinado que llevaba. Sus rubios cabellos caen en ondas por sus hombros. Aparto estos y beso su nuca. Mi boca moja su piel y mi lengua traza inconexas caricias en ésta.

La imagen que nos devuelve el espejo es de una pareja que se desea. Que tienen ganas de satisfacerse. Me quito la ropa despacio ante su atenta mirada. Siento como esta me abrasa. El deseo es tan evidente entre los dos que apagarlo es prioritario ahora mismo.

Pongo mis manos en su espalda y batallo con el cierre de su sujetador hasta abrirlo del todo

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Pongo mis manos en su espalda y batallo con el cierre de su sujetador hasta abrirlo del todo. Lo aparto de su cuerpo y lo lanzo a la cama. Mis dedos recorren sus costados logrando que su piel se ponga de gallina.

Bajo mis manos hasta alcanzar el elástico de sus bragas. Las engancho a mis dedos y las voy bajando lentamente por sus caderas. La ayudo a deshacerse de ellas y me pongo en pie hasta situarme de nuevo tras su cuerpo.

- Siéntate frente al espejo –le pido a mi mujer. Ella ladea su cabeza entreabriendo sus labios, esos que pienso morder en cualquier momento de la noche.

16𝑫𝑬𝑺𝑰𝑹𝑬 (Runner 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora