Charles Leclerc. Le llaman Il predestinato. El niño bonito de Mónaco. Rico, famoso pero con un odioso destino que cumplir. Enamorarse no es una opción para él.
Diana De Luca. Un pasado marcado por la tragedia que la ha hecho desconfiar de todo llev...
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📅 DOMINGO 29 DE MAYO DE 2022
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Carlos ha sido el vencedor en Mónaco. Es la primera vez que he asistido a una carrera en directo y creo que no he chillado más en mi vida. La garganta me dolía de gritar su nombre y si, también el de Charles, quien quedó tercero para regocijo de su afición. Tengo que admitir que las carreras de Fórmula Uno tienen su encanto y que no descarto repetir.
Hace un rato que llegamos al ático de Charles, para prepararnos para la cena. Tendrá lugar en el Casino de Mónaco y estoy algo nerviosa porque nunca me he visto en ésta situación, la de estar rodeada de gente tan glamourosa y con tanto estilo.
Me llevo la mano a la espalda intentando abrocharme el vestido. Por más que lo intento no llego, y llevo así unos cuantos minutos de desesperación. Así que, no me queda más remedio que salir de la habitación buscando a alguien que me ayude. Asomo mi cabeza por el pasillo y al hacerlo, tengo que reprimir una sonrisa, pues el dueño de la vivienda, acaba de aparecer por el caminando tranquilamente.
En cuanto Charles me ve con el vestido a medio abrochar, se me queda mirando con una intensidad en sus ojos que nunca le había visto. Incluso creo que se han oscurecido un poco. Esa mirada me está matando, porque creo que es una mirada de deseo, algo que dudo de que así sea. Tengo que tragar saliva con fuerza al contemplar el espectáculo que tengo delante de mí. El monegasco está muy elegante con su traje negro de vestir, acompañado de una impecable camisa blanca. Decir que está guapo, es quedarse corto, porque Charles está tremendamente atractivo.
- ¿Podrías ayudarme? no llego a la cremallera -le pido girando un poco mi cuerpo para que vea de lo que le hablo.
- Claro -Charles me hace un gesto para que entre de nuevo en la habitación.
Camino de regreso al dormitorio dirigiendo mis pasos hacia el espejo. Puedo escuchar como él me sigue y tengo que contener el aliento cuando siento su presencia tras de mi. Charles me aparta el pelo de la espalda, poniéndomelo sobre uno de mis hombros. Los latidos de mi corazón empiezan a acelerarse en cuanto siento sus dedos sobre la parte de piel que el vestido no cubre. Los desliza hacia abajo con mucha lentitud consiguiendo alterar mis terminaciones nerviosas y que se me ericen todos los pelos de la nuca.
