Charles Leclerc. Le llaman Il predestinato. El niño bonito de Mónaco. Rico, famoso pero con un odioso destino que cumplir. Enamorarse no es una opción para él.
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📅 LUNES 15 DE ENERO DE 2024
📍MADRID
Carlos se llevó la mano al cuello de su camisa y se lo colocó algo nervioso. El ascensor le dejó en la última planta del Hotel Four Seasons, donde tendría lugar la reunion por la cual llevaba toda la mañana inquieto.
Sus pasos le llevaron frente a la habitación que le habían indicado. Tomó aire antes de atreverse a llamar hasta que sintió una mano que se aferraba con fuerza a la suya.
- Todo saldrá bien -le decía esa voz que tan bien conocía.
- ¿Cómo lo sabes, Lenna? -le preguntó rezando porque así fuera.
- Estoy yo contigo, Carlos. Yo siempre haré y querré lo mejor para ti, y eso es lo que vamos a conseguir hoy.
La de Almería le sonrió y fue ella misma la que llamó a esa puerta que en unos minutos, sellaria si destino. No se arrepentía de lo que iba a hacer. Estaba muy seguro de su decisión. Si familia era lo primero y ellos lo necesitaban.
La puerta se abrió apareciendo tras esta un hombre trajeado que les sonrió nada más verlos. Era Edoardo Rizzelli, el abogado de la empresa.
- Carlos, Lenna. Me alegro de veros. Pasad, por favor..
Se saludaron con amabilidad y caminaron dentro de la lujosa estancia. Un hombre alto, castaño, se puso en pie en cuanto ambos aparecieron. El primer saludo, fue para Carlos. Le dio un gran abrazo con el que de esta manera, quería demostrarle su apoyo. Agnelli Ferrari se parecía en eso a su padre, Piero, era un hombre cercano, amable y muy inteligente.
- ¿Cómo estás, Carlos? ¿y las niñas? -le preguntó mientras le hacía un gesto para que ambos se sentaran.
- No le voy a mentir, Agnelli. Mal, estoy mal. Mis hijas están luchando cada día por vivir y es muy duro verlas en una incubadora, tan pequeñas, y sin saber que será de ellas -el rostro de Carlos demudó a otro más triste. A desesperación, que es lo que vio Agnelli en la mirada de su piloto.
- ¿Y Valeria?
- Peor que yo. No duerme bien. Apenas come. Solo quiere estar al lado de las niñas, porque tiene miedo de que les pase algo y ella no esté a su lado. Esto no es vida, Agnelli. Es muy duro.
- Entiendo perfectamente por lo que estás pasando -Agnelli cogió aire y suspiró con fuerza recordando sus propios dramas- mi hijo pequeño nació con un problema de corazón. Estuvimos meses turnándonos para dormir porque ninguno quería perderlo de vista ni un sólo segundo. Y a día de hoy, aún seguimos intranquilos.
Durante unos minutos, los tres hablaron un poco de lo que les afectaba. Agnelli también le preguntó a Lenna por su embarazo y lamentó que se fuera de Ferrari, pues estaba realizando un trabajo impecable con ellos.
- Bueno, Carlos, supongo, supongo que lo que quieres decirme es bastante importante, como para que haya dejado todo y venido a verte. Algo que he hecho con gusto, por cierto -le señaló Agnelli. Esta era la hora de la verdad. La de elegir en firme.
