Charles Leclerc. Le llaman Il predestinato. El niño bonito de Mónaco. Rico, famoso pero con un odioso destino que cumplir. Enamorarse no es una opción para él.
Diana De Luca. Un pasado marcado por la tragedia que la ha hecho desconfiar de todo llev...
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📅 VIERNES 13 DE ENERO DE 2023
📅 DIAS DESPUÉS
- Se supone que las nubes se tienen que derretir en los palitos, Charles.
- Eso es una pollada que solo pasa en las películas americanas.
Charles me ofrece otra nube de gominola y vuelve a poner su brazo sobre mis hombros. Después de cenar, decidimos hacer una fogata cerca de la playa. Nos hemos bajado una manta y aquí estamos los dos acurrucados comiendo los famosos marshmellow y viendo como el fuego va consumiendo la madera.
- Te creerás tú que vamos a durar mucho aquí. Ya empieza a hacer frío –se queja el castaño resoplando levemente.
- Por dios, Charles, deja de lamentarte más y disfruta.
- Dime eso luego cuando estemos desnudos.
Su pícara sonrisa me hace reír y acurrucarme aún más a él. Una de sus manos va a mi barbilla acariciándola muy despacio. Me hace girar mi cabeza hasta que sus labios se posan en los míos de una forma muy lenta y dulce. Charles me provoca tantas sensaciones placenteras, que besarlo es como rozar el cielo con los dedos. Si, se que soy una exagerada, pero es lo que él me hace sentir.
- Le mandé un mensaje a Darcy -me confiesa él bajando un poco su tono de voz- le dije que cuando volviera a Maranello, hablaríamos.
- Me hiciste caso entonces -le recuerdo.
Ayer me dijo que llevaba sin hablar con Max y Darcy prácticamente desde que supo que él no era el padre del bebé. No lo hacía con malicia o resentimiento, pero, en esos momentos no se sentía con el suficiente ánimo como para hablar con ellos. Le di mi punto de vista y el consejo que yo creí que necesitaba, y al parecer lo ha seguido.
- Diana, nosotros también deberíamos hablar.
Esas dos última palabras, provocan en mi algo de miedo y confusión, pues las llevaba esperando desde hace días.
- Esta noche no, Charles. Por favor te lo pido.
- ¿Y porqué no? No es como si fuéramos a hablar de algo malo –me dice quitando la mano de mi barbilla y en un tono algo ofuscado.
- A lo mejor es que yo no estoy preparada para esta conversación.
- No sabes lo que te voy a decir.
- Si lo sé –le respondo con determinación.
- Joder, que suerte tengo de que lo sepas todo.
Charles se pone en pie quitándose la manta. Lo escucho resoplar y gruñir. Acabo rodando mis ojos poniéndome en pie con la manta en la mano, pues de lo que estoy huyendo, va a suceder.
- Quieres saber que va a pasar con nosotros una vez que llegue el domingo –mis palabras no le provocan asombro ni confusión, al contrario, creo que se las esperaba.
