Charles Leclerc. Le llaman Il predestinato. El niño bonito de Mónaco. Rico, famoso pero con un odioso destino que cumplir. Enamorarse no es una opción para él.
Diana De Luca. Un pasado marcado por la tragedia que la ha hecho desconfiar de todo llev...
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📅 DOMINGO 9 DE JULIO DE 2023
📅 CUATRO DÍAS DESPUÉS
📍 SILVERSTONE
Muevo mi cabeza de un lado a otro al ritmo de la música que sale de mis auriculares. Aprieto mis labios y cojo aire. Solo unos minutos más y estaré sentado en mi monoplaza listo para la carrera. Cuando Carlos se sube a su coche, tiene un ritual. La mano de su mujer es la última que toca antes de salir al circuito. Y yo en eso lo he copiado. Necesito tenerla cerca antes de una carrera. Que esté junto a mí y que sean sus ojos los últimos que yo mire.
- ¿Estás nervioso? –los dedos de Diana rozan los míos con mucho cuidado. Estamos apoyados en una de las mesas y nadie nos presta atención, o parecen no querer mirarnos.
- Deberíamos hacerlo antes que tu hermana –le digo manteniendo la sonrisa.
- Oh, Dios –Diana se lleva la mano a la cara porque aún sigue sin asimilar que vamos a casarnos. Llevamos cuatro días discutiendo. Yo diciéndole que si, y ella, depende del momento, me dice que si o que no. Encima se siente culpable porque cree que me está obligando a casarme con ella, cuando yo me muero por hacerlo.
- Eso, Dios, un cura, tú y yo –le replico acercando mi boca a su cuello.
- Charles Leclerc, y será verdad que quieres casarte por la iglesia -el tono incrédulo de su voz me hace separarme de ella, alzando una de mis cejas de forma interrogativa.
- Soy católico. Claro que quiero. El matrimonio contigo va a ser para toda la vida -Diana emite un largo suspiro. Ladea su cabeza para mirarme y de pronto, su boca se curva en una traviesa sonrisa.
- Gana hoy la carrera y nos casamos cuando tú quieras –me reta ella, alzando su barbilla.
- No sabes lo que dices, gatita. Me has desafiado y encima me estás dando una motivación. Voy a destrozar a esos desgraciados -la pequeña carcajada de Diana me da la vida. Aprieta mi mano y me sonríe para después, dejar un beso en mi mejilla.
- Hoy soy yo tu premio, Leclerc. Ve a por todas.
Diana vuelve a sonreírme y se aleja de mi lado para irse junto a Lenna. Chasqueo mi lengua y me preparo para recibir las últimas instrucciones de mi equipo, pero antes de hacerlo, vuelvo a mirarla cerciorándome de que ella está bien.
Desde que me contó la reunión con su abogada, mi novia está alterada y no duerme bien por las noches. Y no quiero que esté así. Quiero que esté tranquila. Segura. Que no tenga que temer nunca por si ese a ese desgraciado se le ocurre acercarse a ella. Pocas vueltas le he dado a la idea de casarme. El porqué, está mirándome mientras me coloco las protecciones y me subo la cremallera del mono.
La amo. La amo más que a mi vida. Diana es esa persona que siempre estuve esperando. La que da sentido a todo. A su lado soy la persona que siempre quise ser. Me da calma. Tranquilidad. Hace que mis días sean la puta hostia, porque ella lo es. Y sería un idiota si no me casara con ella. Que si, que las primeras razones por las que lo hacemos no son las más adecuadas, pero, cuando pienso en pasar el resto de mi vida con Diana...joder, ¿Dónde coño hay que firmar?
