Charles Leclerc. Le llaman Il predestinato. El niño bonito de Mónaco. Rico, famoso pero con un odioso destino que cumplir. Enamorarse no es una opción para él.
Diana De Luca. Un pasado marcado por la tragedia que la ha hecho desconfiar de todo llev...
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📅 MÁS TARDE
- De verdad que siento haber venido sin avisar –mi hermana se agarra aún más a mi brazo, para después darme un sonoro beso en la mejilla.
- Pues yo no -me contesta Valeria aún emocionada por mi aparición- ¡estoy tan contenta de que estés aquí!
- Tú no tienes que avisar nunca, cuñada. Esta también es tu casa –mi cuñado Carlos me sonríe consiguiendo que sus palabras me emocionen y si, me dejen más tranquila.
- ¿Y porqué a mi no me dices eso? –el británico Lando Norris, buen amigo de la pareja, quien también está visitándolos estos días, cruza sus brazos mirando a Carlos.
- Porque tú parece que vives en mi casa, que por cierto, ¿Cuándo te vas? -le pregunta Carlos entrecerrando sus ojos.
- El domingo –le contesta Lando abriendo la puerta del pub, donde, después de cenar, mi hermana sugirió que fuéramos a tomarnos un par de copas.
- ¡Solo dos días, dios mío! -exclama Carlos agitando su cabeza de un lado a otro.
Lando rueda sus ojos en la dirección de su amigo. Se hace a un lado para que tanto Valeria como yo, entremos dentro del pub. Me río con un par de chistes que el británico hace con Carlos como tema principal. Me lo estoy pasando tan bien, que me siento algo culpable por no contarles la verdadera razón de mi visita. Y eso me lleva también a que aún no he sido capaz de preguntarles por Charles. Y me muero por saber donde está, aunque lo mismo él aún no ha llegado a Maranello. '
Entramos en el bar, y en menos de un minuto, un camarero nos lleva hasta una mesa que hay en el fondo del local. Nos sentamos pidiendo cervezas para todos mientras la música suena de fondo. Me gusta el ambiente de este sitio. Es cálido y bastante agradable.
- ¿Y si jugamos unos dardos? –pregunta Lando mirando hacia la máquina que está al otro lado de la mesa.
- Anda si, que te voy a dar una paliza –le contesta Carlos con una media sonrisa.
- Yo si juega mi hermana, paso –les advierto bebiendo de mi botellín. Valeria entrecierra sus ojos mirándome, lo que me hace reír- no me mires así, sabes que se te da de puta madre los dardos.
- Pues si, la verdad, así fue como enamoré a mi marido –Valeria me guiña un ojo para después, besar a Carlos en la mejilla. El español la agarra del cuello estampando su boca con la suya, para después, decirle lo mucho que la quiere.
- Sois muy empalagosos –les dice Lando poniendo cara de asco.
- ¿Tú no tenías novia? –le pregunto, pues la último que yo sabía es que estaba medio saliendo con la nieta de Piero Ferrari, desde que se conocieron el pasado mes de noviembre en el cumpleaños de mi abuelo. El británico hace una mueca dejando salir una media sonrisilla.
- Si, creo que la tengo. Aunque bueno...se ha ido con su madre a París a la semana de la moda.
Mi hermana y yo compartimos la misma mirada con la que nos lo decimos todo. Ella me dijo que si, que Bianca, la novia de Lando, es un encanto pero, que a Darcy hay algo que no le acaba de gustar en ella. Y las chicas son muy protectoras con el británico, así que, cuando ellas lo dicen, por algo será.
