23 de octubre, 2022

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Dijiste que podíamos vernos, que querías arreglar aquel auto triste, bueno, eso fue lo que yo entendí, un parque tan grande para una pareja de estúpidos, sabías que llegaría pronto, porque quería volver a verte y dejar de convertir lo nuestro en un desastre, ¿supiste que puse mis pies sobre el parque hace cuatro horas?

No podía ver el cielo con claridad, tal vez porque sólo lograba verlo cuando miraba tus ojos, el azul es parte de la tristeza, el cielo parecía recordarlo, las horas querían alejarse, pero quería tenerlas todas para estar contigo, las nubes cubrían a los árboles y olvidaban a mi sombra detrás de las hojas secas, el azul es parte de la tristeza, el atardecer estaba llegando y tú no querías presentarte.

Y ahí estuve yo, parada en medio de las hojas, con una linda rosa roja que tuve que comprar para fingir que no me quedé sola, para que las personas no se burlaran de una chica que espero por tanto tiempo, por unas cuantas cuatro horas.

Los poetas malditos nunca mueren IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora