Todos mis demonios decían que yo no nací para actuar, sólo sonreía para agradarle a las cámaras, pero detrás del telón mis lágrimas arruinaban el polvo y el escritorio de bronce se oxidaba por mi culpa. Era la única chica dispuesta a besarte, tú nunca escuchabas mis diálogos, creabas tu escena y me eliminabas de ahí cuando mis líneas tenían que brillar, no puedes gritar “perdón” si no lo sientes en mayúsculas, prefería quedarme callada y te dejaba destrozar todas las veces en las que quería que lo nuestro funcionara.
Susurré para hacerle creer a mi cabeza que me estuviste escuchando, la televisión era tu hogar, sabíamos que al final debías quedarte en mis brazos, cambiaste las reglas y me hiciste pedazos, tuviste demasiado crédito para una pantalla tan pequeña. Creamos una película que nunca quisimos ver, creamos una historia que nunca quisimos leer, espero que el espectáculo esté por terminar, me cansé de fingir que la estoy pasando bien, continúas filmando las últimas escenas, donde mis líneas nunca fueron más lindas, abandoné el papel de mi vida por el amor de mi vida y ambos sabemos cómo terminó todo esto.
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Los poetas malditos nunca mueren IV
PuisiLos poemas que te escribí son aquellas razones por las que viví, ahora que he escrito suficientes, me pregunto si algún día los leerás para mí...