21 de noviembre, 2022

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Sonreír y besarme se te da bien, incluso si la noche anterior me hiciste creer que no volverías, pero aquí estás, sin disculpas, sin sentir culpa, hablaste poco, miraste mis ojos toda la tarde, no dijiste “te amo”, pero me gusta pensar que lo sentiste. Aún siento el dolor de cada una de tus partidas, tus manos siguen estando frías, abrazaste mis anhelos y tocaste mi nariz congelada, descifrando lo que buscas porque no lo he encontrado, mi mente juega sucio y comienzo a imaginar que ahora vas a quedarte, tal vez esta vez sí, tal vez esta vez no, tal vez esta vez no. Cuidaste mis ojos tanto como cuidaste tu espalda, abrazos de medianoche, besos de madrugada, te quedaste conmigo y las preguntas visitaron mi almohada, ¿acaso has regresado para quedarte?, tal vez esta vez no.

Dijiste que mis ojos siempre habían sido lindos, entonces, ¿por qué los hiciste llorar más tiempo del que los apreciaste?, ¿por qué los hiciste brillar toda esta noche?, ¿acaso me besarás si no piensas quedarte?, ¿acaso me harás llorar antes de marcharte?

Los poetas malditos nunca mueren IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora