Seguiré siendo una tonta incluso si la fogata decide apagarse, porque permití que escribieras parte de mi vida y que me convirtieras en un final que yo no pude cambiar a tiempo. A pesar de que mi tiempo se agotó y la tinta lloró tanto por mí, dejé huella sobre cada una de tus estaciones, pero el otoño sigue siendo tan opaco y tus manos siguen manchadas de amor y perdón.
¿Recuerdas como las mariposas llenaban de colores nuestro alrededor?, asesinaste a cada una de ellas y apagaste las alas que alguna vez intenté cuidar, aquellas que ahora están manchadas de sangre, amor y perdón…pobres alas rojas, pobre de ellas, pobre de mí.
¿Recuerdas como las mariposas llenaban de emociones nuestro alrededor?, ahora que las asesinaste, buscas emociones sobre los restos de lo que alguna vez pasó, buscas colores donde todo se apagó.
Los asesinos no dejan de tener las manos frías incluso si la fogata está encendida justo en frente.
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Los poetas malditos nunca mueren IV
PoesíaLos poemas que te escribí son aquellas razones por las que viví, ahora que he escrito suficientes, me pregunto si algún día los leerás para mí...