Parecía el asalto perfecto, cuando salimos de tu casa hacia el parque que pintamos en los cuentos, sé que no querías olvidar este momento, así que lo escribí para ti. Las rosas empezaban a florecer de nuevo, no tenía sentido si noviembre siempre ha sido aburrido para mí, pero besabas cada una de las flores que guardé y no podía evitar besar tu sonrisa. Nuestras mentes escuchaban a las mismas aves cantar, queríamos volar junto a ellas, pero el césped era tan agradable estando aquí contigo; las hojas secas volvían a tener color, nuestras risas incomodaban a quienes disfrutaban del silencio, pero, ¿qué podíamos hacer?, el parque era nuestro lugar, nadie podía cambiar eso, me besaste y nuestros labios quedaron plasmados sobre aquel árbol que nos cuidó toda esta tarde.
Sé que dije que ya no iba a haber escritos sobre nuestros besos, pero no puedo evitarlo si sigues besándome y me obligas a querer hablar de ellos.
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Los poetas malditos nunca mueren IV
PuisiLos poemas que te escribí son aquellas razones por las que viví, ahora que he escrito suficientes, me pregunto si algún día los leerás para mí...