Respondiste mis preguntas del otro lado del telón, donde no pude verte, buscaste la forma de evitar una respuesta porque sabías que siempre serías la razón por la que las estrellas están cayendo al suelo, por la que las noches dejaron de brillar y la luna se empezó a quedar sola.
Me lastimaste todas las veces posibles y marchitaste todas las flores grises, aquellas a las que desvaneciste, a las que le quitaste color y sentido. Acabaste con nuestra historia todas las veces posibles y dibujaste sobre las hojas en las que planeaba escribir, aquellas a las que desvaneciste, a las que le quitaste color y sentido.
Violaste cada una de las reglas que escribimos sobre aquel papel marrón, un poco apagado, un poco infantil, arruinaste cada una de las razones por las que debía estar aquí, olvidaste leer, fingiste que eso pasaba en tu cabeza. Ahora que ya no estoy sobre tu cama, habla contigo mismo y pregúntate por qué no me dejaste ir hasta que me quitaste todo, mi color y mi sentido.
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Los poetas malditos nunca mueren IV
PoetryLos poemas que te escribí son aquellas razones por las que viví, ahora que he escrito suficientes, me pregunto si algún día los leerás para mí...